
Foto de portada por: Alex Slocker
Según un estudio de UNICEF, en los dos últimos años, hay 2.200.000 niños en España bajo el umbral de la pobreza. Hoy, desgraciadamente la pobreza tiene el rostro de un niño.
Es la primera vez que la pobreza en España se ceba con este colectivo. Anteriormente el colectivo de mayores de 65 años era el que estaba a la cabeza de esta desgraciada clasificación.

El porcentaje de pobreza infantil –UNICEF contabiliza en el colectivo 'niños', a los menores de 18 años ha pasado del 24% al 26%. De cada 100 niños, 26 son pobres. En este informe se considera pobres a los que no llegan al 60% de los ingresos medios por hogar. Por lo tanto la pobreza es una condición relativa, en cada país. En el caso español ese umbral de pobreza está calculado en 2011, en 15.820 euros de ingresos anuales para una familia con dos adultos y dos niños.
Los datos relativos reflejan que de los 27 países de la Unión Europea, sólo en Rumanía y Bulgaria los niños son más pobres que en España.
Las razones se pueden intuir. Las familias con hijos tienen menos posibilidad de trasladarse para encontrar trabajo. Las mujeres con hijos tienen mucha más dificultad para trabajar. Las atenciones que requieren los niños son un inconveniente a la hora de elegir, por parte del empresario, trabajadores con o sin niños. Por otro lado, el Estado no ha hecho nada por ayudar a las familias con niños con escasos recursos.
Esta crisis se acentúa en los más débiles. Y aunque parece claro que si hay alguien que no tiene ninguna responsabilidad en la crisis, ni directa ni indirectamente, son los niños, sin embargo son los que más la están sufriendo.
Todas los recortes en sanidad y en educación, influyen más y lo harán por más tiempo, en los menores. También ese es un elemento que se ha de tener en cuenta, pues se está labrando un futuro con peores condiciones para las generaciones venideras.
Desgraciadamente los gobiernos, el anterior y el actual, no han tomado decisiones para paliar las consecuencias en este colectivo. Precisamente el que más debería cuidarse, por su fragilidad y porque representa el futuro.
Con alevosía y desvergüenza se incumple la convención sobre los derechos del niño, que dice, por ejemplo, en su art. 27:
1. “Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social”.
El informe de UNICEF, recoge datos alarmantes. Por ejemplo, que el número de hogares con niños con todos sus adultos en paro ha crecido, entre 2007 y 2010, un 120%. Lo que demuestra que las familias con niños han sufrido un impacto mucho más fuerte, habiéndose detectado empeoramiento en la calidad de la alimentación, en las condiciones sanitarias o en la convivencia familiar.
Pero, todo esto parece que no importa a nuestros gobernantes, que no han hecho nada por paliarlo. Precisamente el colectivo que debería cuidarse más, el más vulnerable, es el que se ve más afectado por esta crisis económica. Esta es la verdadera cara de un sistema cruel, que sometido a las presiones financieras y mercantilistas, salva bancos y se olvida de sus niños y jóvenes.
Un país que no cuida a los niños es, además de cruel e inhumano, un país que desprecia su futuro.
Salud y República
