No son pocas las intervenciones que sobre el impacto de la crisis en la infancia podemos leer en la web. Recientemente, Mª Jesús Esparza dejaba la reseña de una conferencia sobre la relación de la pobreza y el desempleo y su relación con la salud y la enfermedad en Escocia en Pediatría basada en pruebas. También el Observatorio Pediátrico de Madrid publicaba su informe sobre el impacto de la crisis en los niños y en la asistencia pediátrica a principios de verano. Como comentaba en la reciente entrada sobre el último número de FAMIPED, os dejo la primera de las dos entradas con el resumen comentado que Enrique Rodríguez-Salinas ha escrito en relación al informe de UNICEF La infancia en España 2012-2013. El impacto de la crisis en los niños.
El comité español de UNICEF ha hecho público su 2º informe anual sobre la infancia de nuestro país, que se ha acompañado de cierto revuelo en los medios de comunicación por sus resultados, poco alentadores para tratarse de un país desarrollado.
La idea clave, que se transmite a lo largo de todo el informe es, que la carencia de recursos adecuados para la edad infantil no solo repercute desfavorablemente en esta población sino que tiene nefastas consecuencias para el futuro de todo el país a medio y largo plazo.
El informe se estructura en 3 partes y un anexo y se acompaña de un resumen con los hechos considerados claves.
Intercala como recuerdo algunos de los artículos de la Convención de los Derechos del Niño (CDN) que más relación tienen con los aspectos más preocupantes reflejados en el informe.
A) La PRIMERA PARTEanaliza diferentes aspectos del impacto de la crisis económica en nuestra infancia, a través de diversos indicadores recientes.
Este impacto se atribuye, por un lado a las carencias en hogares con progenitores en paro prolongado, desahucios, salarios insuficientes, y por otro a las políticas que tratan de reducir el gasto público a través de restricciones en los servicios educativos, sanitarios y sociales de ayuda a la infancia.
1. LOS IMPACTOS ACTUALES
1.1. Crecimiento de la pobreza infantil y de la demanda de ayudas públicas.
El número de menores en riesgo de pobreza es de 2 200 000, lo que supone un incremento del 10% en los 2 últimos años. Esto significa que viven en hogares con ingresos inferiores al 60% de la mediana: una familia de 2 adultos con 2 hijos está bajo este umbral cuando ingresa menos de 15 820 € anuales.
Además del aumento de los menores en “riesgo de pobreza” se ha producido un incremento en la intensidad de la misma, es decir de la “pobreza alta”. Ésta se define por un umbral de ingresos en el hogar inferior al 40% de la mediana, es decir 10 540 € anuales, para el mismo modelo de hogar. En esta categoría se encuentra el 13,7% de los menores españoles de 18 años. La cifra más alta de todos los países de la Unión Europea de los 27 salvo Rumanía y Bulgaria.
En otro indicador, la pobreza crónica, también los datosdemuestran un mayor impacto relativo de la crisis económica en las familias con hijos menores: 16,7% en éstas frente a 11% en población general. Las ayudas a familias con hijos, a cargo de la Seguridad Social, han llegado a superar el millón, incrementándose un 20% en estos dos últimos años. Se trata de una ayuda concedida a familias con muy bajos recursos.
En los 2 últimos años las curvas de riesgo de pobreza por tramos de edad se han cruzado de manera que la tasa en los menores de 16 años (sin poder directo electoral) es de 26,5% mientras que la de los de mayores de 65 (con capacidad de votar) es de 21,7%.
1.2. El desempleo, la bajada de los salarios y el incremento de los impuestos.
Impactos en los hogares.
La tasa de paro, de la que es conocido el vertiginoso aumento, tampoco afecta equitativamente a los diferentes hogares. El incremento general de hogares en los que ningún miembro trabaja ha sido de 62% en 3 años (2007-2010), pero si nos fijamos solo en los que tienen hijos menores, el crecimiento del paro en ese mismo periodo supone un 120%.
Además, las prestaciones por desempleo no tienen en cuenta linealmente el número de hijos y por otro lado los parados más jóvenes, al haber cotizado menos tiempo, tienen coberturas menores.
Otro factor negativo es la presión a la baja de los salarios de los que siguen trabajando. Con lo cual, en muchos casos, ni siquiera el empleo permite sacar al hogar de la pobreza.
Todo ello está llevando al incremento del número de familias que solicitan ayudas en organizaciones como Cruz Roja o Cáritas y de la intensidad de la necesidad. Por otro lado el número de ejecuciones hipotecarias ha pasado de unas 26 000 en 2007 a más de 93 500 en 2010. Es fácil suponer el efecto deletéreo de la pérdida de su hogar para los niños.
1.3. Las medidas de austeridad en el gasto público.
Comenzando por la eliminación de la ayuda general por nacimiento o adopción de hijos, se han ido encadenando disminuciones en el apoyo a las familias con hijos menores, en todas las Comunidades autónomas.
Además de las ayudas monetarias directas, otras compensaciones tienen una clara tendencia a la disminución o desaparición, como becas de estudios, ayudas de comedor, de libros, etc. para niños con necesidades sociofamiliares especiales. Da la impresión de que, en los niveles de decisión políticos, existe la convicción de que estas partidas son perfectamente prescindibles en los tiempos de crisis.
Por el contrario, la experiencia de UNICEF es que la inversión en servicios educativos, sanitarios y sociales para la infancia, de buena calidad es la mejor garantía para el cumplimiento de los derechos de la infancia y para el crecimiento sostenible de un país. Especialmente preocupantes son algunas de las medidas adoptadas en aras de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud como la retirada de la tarjeta sanitaria a extranjeros no residentes. UNICEF alerta en el informe para la vigilancia de que no se producen desigualdades en la atención sanitaria de menores por este motivo.
De especial gravedad resulta la disminución de la Ayuda Oficial al Desarrollo. Aquel famoso objetivo internacional del 0,7% se aleja definitivamente al pasar de 0,46 a 0,23% del PIB.
El mayor impacto lo sufren los más débiles de los más débiles.