No digo nada nuevo al decir que ser enfermera supone tener una profesión ligada a la humanización, el cuidado y la empatía hacia los pacientes. Sin embargo, tampoco digo nada nuevo cuando digo que nuestra profesión siempre ha sido una profesión de progreso y adaptación a los cambios. Precisamente esos en los que nos encontramos metidas en los últimos años. Escribo este post, tras muchos meses de abandono en mi blog, porque creo que con la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) nos enfrentamos a nuevos retos que requieren reflexión y adaptación.
La IA ha revolucionado muchos aspectos de la atención sanitaria, desde el diagnóstico hasta el tratamiento. En enfermería, las tecnologías inteligentes pueden agilizar los flujos de trabajo, optimizar la gestión de datos y mejorar la precisión en la toma de decisiones clínicas, entre otras muchas cosas. Sin embargo, este avance tecnológico también plantea interrogantes sobre cómo preservar la esencia humanística de nuestra profesión.
Uno de los mayores retos es encontrar el equilibrio entre la eficiencia impulsada por la IA y la atención centrada en el paciente. No dudo de que las máquinas pueden realizar tareas rutinarias y análisis de datos de manera rápida y precisa, pero para mí la verdadera esencia del cuidado de enfermería radica en la conexión humana, el apoyo emocional y la empatía.
La humanización en la enfermería implica reconocer las necesidades emocionales y psicológicas de los pacientes, así como brindarles un entorno de atención que fomente la confianza y el bienestar. En este sentido, la IA puede ser una herramienta complementaria, pero nunca conseguirá reemplazar la presencia y el tacto humano.
Dicho esto, creo que es fundamental que los profesionales de enfermería nos adaptemos a los avances tecnológicos sin perder de vista los valores fundamentales de la profesión. La IA puede liberarnos de tareas administrativas para que podamos dedicar más tiempo a la interacción directa con los pacientes. Sin embargo, también debemos ser conscientes de los posibles sesgos algorítmicos y garantizar que la IA se utilice de manera ética y responsable.
Considero que todo esto es tan nuevo que la implementación de la IA en nuestra profesión requiere una actualización constante de habilidades y un enfoque centrado en la formación continuada. Debemos estar preparados para trabajar en colaboración con la tecnología, aprovechando sus beneficios pero sin perder de vista nuestros valores, principios éticos y morales y manteniéndonos fieles a ellos.
En conclusión, la llegada de la Inteligencia Artificial presenta desafíos muy significativos para las enfermeras, pero también ofrece oportunidades para mejorar la calidad y la eficiencia de la atención. Para garantizar una transición exitosa hacia la era digital, es crucial que abordemos estos retos con sensibilidad, ética y un compromiso inquebrantable con la humanización de los cuidados de enfermería.
Podemos aprovechar el poder de la tecnología para fortalecer nuestra profesión y brindar unos cuidados de calidad y centrados en el paciente en el mundo digital de hoy.
Como nota curiosa contaros que la imagen que acompaña este post, por supuesto, esta generada por IA y ha sido muy interesante el proceso y las imágenes que iba obteniendo… darían para unas risas en una tarde de esas de compañeras, pero también darían para reflexionar. Alguna de las que llegué a obtener eran muy curiosas y quien sabe si el día de mañana no nos tocará a las enfermeras cuidar hasta de los robots…
Fuente: Elmundodetrilicienta Blog