Por Horacio Arredondo
Al leer el título de este artículo algunos lectores podrían imaginarse que la finalidad de éste es hablarles sobre el "lado oscuro" de las emociones en la empresa familiar.
Por muchos años, mencionar la palabra emociones junto con familia empresaria se traducía en conceptos como nepotismo, falta de profesionalización y capricho de la familia dueña; incluso, muchos de ustedes deben haber leído más de un artículo relativo al manejo de conflictos en la empresa familiar. Sin embargo, mi intención en esta ocasión es invitarlos al "lado brillante" de las emociones en la empresa familiar.
Una empresa familiar exitosa es motivo de orgullo e identificación para los miembros de familia, así como fuente de riqueza económica y desarrollo, tanto para la familia como para la sociedad en la que está inmersa. La conjunción de estas emociones positivas, junto con la consolidación del patrimonio económico, da nacimiento a una aspiración superior: el deseo de un legado.
Ahora bien, le pido al lector que se detenga en una sutileza, bajo las premisas anteriores, traspasar un legado es distinto a traspasar únicamente patrimonio económico. Por lo que, si la familia empresaria desea traspasar un legado, la generación en el liderazgo debe poner foco no solo en tener un negocio sano, también debe cultivar esas emociones positivas, fundamentales para que dicho legado exista.
Entonces, ¿cómo evitar el "lado oscuro" de las emociones y potenciar su "lado brillante" para que tengan un impacto positivo en el patrimonio familiar? Como todo en la empresa familiar, requiere de mucho esfuerzo y compromiso de parte de la familia empresaria. Pero, sobre todo, requiere de generosidad y escucha activa de parte de la generación que se encuentra en el liderazgo de la familia. Esto por dos razones que son fundamentales de entender. Una de las razones se relaciona con el patrimonio, la otra con las emociones, y ambas están íntimamente conectadas.
Por el lado del patrimonio, la familia debe reconocer que en un entorno cada vez más volátil y cambiante el patrimonio no puede ser estático, y que probablemente el negocio que les permitió ser exitosos no será el que les permita trascender. Por lo que la obsesión de la familia empresaria no debe ser el traspasar un negocio particular a la siguiente generación. Por el contrario, la obsesión debe ser construir el deseo de que la familia se mantenga unida, más allá de la composición del patrimonio. Ese deseo, debe estar acompañado del espíritu emprendedor para sobreponerse a los cambios que sin duda tendrá el mercado. Por lo tanto, el objetivo de la familia empresaria debe ser desarrollar el espíritu emprendedor de los miembros de la familia y crear el deseo de "hacer negocios juntos".
Esto último nos conecta con la otra razón que es necesaria entender, aquella que se relaciona con las emociones. Crear el deseo de "hacer negocios juntos" requiere de las emociones que construyen legado, aquellas que mencionamos al inicio, como son el orgullo e identificación con el legado empresarial familiar, y la construcción de afectos entre miembros de la familia. Ahora bien, ¿por qué estas dos razones requieren de generosidad y escucha activa de parte de la generación que se encuentra en el liderazgo de la familia?
La generosidad será necesaria para ceder control e invitar a las siguientes generaciones a ser parte de la construcción del propósito familiar, el cual se funda en una simple y difícil pregunta: ¿por qué queremos como familia seguir haciendo negocios juntos? En este momento es donde entra en juego la escucha activa. Si la respuesta tiene como foco únicamente la creación de riqueza económica, recomiendo volver a empezar e ir más profundo en las emociones y motivaciones de todos los miembros de la familia. Incorporar las motivaciones y anhelos de la siguiente generación es vital para poder construir el propósito familiar.
Fuente: https://ifem.tec.mx/es/noticia/horacio-arredondo-el-impacto-de-las-emociones-en-el-patrimonio-de-la-familia-empresaria