En las primeras décadas del siglo XX, distintos pensadores socialistas y marxistas formularon explicaciones que vinculaban el imperialismo con la expansión del capitalismo. En estas explicaciones destacaron la primacía de factores económicos ya señalados por los políticos colonialistas, pero en su análisis acentuaron el carácter global del imperialismo que, para ellos, no surge como fruto de unas causas coyunturales (proteccionismo, crisis económica..) sino por la propia dinámica interna de desarollo de las fuerzas productivas capitalistas.
Al mismo tiempo, frente a las alabanzas generales y el entusiasmo que la expansión imperialista provocaba en los políticos y en la mayor parte de la opinión pública europea de la época, estos pensadores realizaron una visión crítica y peyorativa, poniendo de manifiesto los beneficios de la expansión imperialista en contraste con la explotación de los pueblos dominados. Así mismo, propusieron la reforma social como medida para solucionar el problema.
El economista asesor del Partido Laborista inglés, Hobson, puso de manifiesto la estrecha vinculación del imperialismo con el problema del subconsumo que afecta a los sistemas capitalistas debido a los escasos salarios que perciben las masas obreras. Si la clase obrera tuviera mas más poder adquisitivo, sería menos necesaria la búsqueda incesante de nuevos mercados fuera del país.
Otra matización es del también economista y destacado dirigente del Partido Socialdemócrata Alemán, Hilferding, que resaltó los aspectos financieros como motor de la edificación de los imperios coloniales. Según el, la concentración de capitales en pocas manos y la saturación de los mercados internos propicia su inversión en el exterior; para asegurar el cobro de sus beneficios, los capitalistas propiciarán el control total del territorio donde se hacen sus inversiones, obligando de ese modo a sus gobiernos a crear colonias.
Si bien es cierto que las inversiones de capitales en el extranjero aumentaron vertiginosamente en el último tercio del siglo XIX, no se puede establecer una relación causa-efecto con la expansión del imperialismo, ya que sólo una parte de este flujo masivo de capitales acudía a los nuevos imperios coloniales, mientras que otros lo hacían hacia países políticamente independientes.
Los socialistas revolucionarios como Rosa Luxemburg, Bujarin y, sobre todo, Lenin, le dieron una interpretación más radical a las ideas anteriores; para ellos, el imperialismo era una fase específica del desarollo del capitalismo, más concretamente del capitalismo en el que predomina el capital financiero y los monopolios. En la frase de Lenin, el imperialismo es la fase superior del capitalismo.
Para garantizar la seguridad de sus inversiones y alcanzar las ingentes cantidades de materias primas que demandaban las industrias, estas oligarquías estimulan a sus gobiernos a la creación de colonias o mercados en exclusiva. La expansión colonial conduce a la división territorial del mundo entre las grandes potencias capitalistas, lo que creará una pugna entre ellas que conducirá inevitablemente a la guerra.