En materia de documentales podemos encontrar todo tipo de combinaciones: documentales reales que aparentan serlo, ficticios que parecen reales, reales presentados como falsos... En este último grupo encontramos pocos ejemplos que citar, pero posiblemente uno de los más recordados es el excelente documental español Garbo: el espía, en el que se cuenta una historia tan increíble que la mejor manera de abordarla es partiendo de la base de que se acerca más a la ficción que al documental. En cierto modo esto mismo asimila el director Bart Layton a la hora de filmar El impostor, aunque no logra la elegancia de Garbo e incurre en el espectáculo barato.
En 1994 el joven norteamericano Nicholas Barclay desapareció sin dejar rastro tras de sí. Tres años después encuentran en España un chico que asegura ser él, solo que aparenta mucha más edad, es moreno en lugar de rubio, el color de ojos no coincide... en definitiva que no guarda ningún parentesco con el desaparecido. La familia Barclay lo acoge sin cuestionarse su identidad. El impostor busca respuestas a todas las preguntas que, por supuesto, surgen al conocer este extraño caso.
Si de algo peca este documental es sin duda alguna de exceso de truculencia. Está completamente plagado de dramatizaciones y reconstrucciones de los acontecimientos reales, todo como si se tratase del último blockbuster norteamericano. El montaje y el paso de entrevista real a reconstrucción está perfectamente medido para que la sigamos como si se tratase de una ficción policial. Esto no tiene por qué ser del todo negativo, Layton tiene sentido del ritmo y del suspense, eso es innegable, pero dichos métodos sí que pueden ser cuestionables. Como ya se ha mencionado anteriormente, lejos de la elegancia de Garbo, El impostor se recrea y regodea en sus propios efectismos hasta el punto en el que esta terrible historia de dolor humano queda reducida a espectáculo circense.
La historia es interesante y está relatada de forma que despierta con facilidad el interés del espectador, pero posiblemente esta no sea la forma más razonable de abordar este drama. Avalon edita, exclusivamente en DVD este documental, con buena calidad de imagen y sonido además de casi una hora de extras entre los que destaca un interesante making of que desvela el proceso de creación del mismo.