“La verdad es la verdad lo diga Agamenón o lo diga su porquero” dice la cita de Machado, pero sigue con la conformidad de Agamenón y la disconformidad de su porquero, con lo cual nos lleva al diferente punto de vista de cada cual sobre lo que llamamos verdad o lo que creemos que es la verdad. La verdad es escurridiza y resbala como si estuviera impregnada de limo o algo aún más viscoso. Digo todo esto porque Cercas trata de ser objetivo , contar los hechos , no defender a nadie y dejar que sea el lector el que juzgue , si puede.
Todo comienza con el descubrimiento de un impostor de tomo y lomo que convenció a todo el mundo de sus sufrimientos y persecuciones desde el franquismo hasta los campos de exterminio nazis cuando lo que estuvo haciendo fue reparar coches en un taller y estar prisionero en Alemania por delitos comunes . La verdad, que no se pude ocultar, es que el daño hecho con esta mentira, tanto a los que si sufrieron persecución y muerte como a los familiares de las víctimas que guardan de por vida un dolor imborrable, no se puede soslayar ni disimular, se merece la reprobación pública y el desprecio indignado. Cercas admite todo, pero no puede evitar un cierto sentido de simpatía sobre alguien que busca el halago y el reconocimiento público a costa del engaño elaborado y que no busca enriquecerse, sino el aplauso. Como dice el hijo del autor el “tipo “ es “el puto amo” porque la capacidad de farsa lo lleva hasta el auto convencimiento de que toda su mentira no lo es, sino que todo es auténtico y verdadero. Merece la pena leer esta historia real, porque además de estar muy bien escrita y documentada, te dará la oportunidad de pasar por distintos estados de ánimo en tu relación y actitud con el impostor.
Por Pucho Méndez.
Añado una reflexión que el propio Cercas ha hecho sobre su libro.