La ciudad portuguesa de Batalha alberga uno de los monasterios góticos más impresionantes del mundo, famoso por la gran cantidad de decoraciones exteriores (especialmente pináculos). El monasterio dominico de Batalha es uno de los edificios religiosos más famosos de Portugal, por mérito propio.
Tan espectacular edificación llevó su tiempo: desde que el rey Juan I ordenase su construcción en 1385 (como agradecimiento por el auxilio divino que creía haber recibido en la batalla de Aljubarrota) pasaron más de 100 años, siendo terminado finalmente en 1517 (aunque algunas partes permanecieron inacabadas, como las capillar “imperfeitas”.
Un lapso de tiempo tan largo dio la oportunidad de experimentar con la arquitectura, lo que supuso la introducción de nuevas técnicas y estilos de construcción. El resultado es una combinación de dos subtipos de gótico (radiante y flamígero) y estilo manuelino; y, aunque fue restaurado en el siglo XIX, se respetó el aspecto original.
Lo que más destaca del monasterio es su aspecto exterior muy ornamentado, con pináculos, contrafuertes, frontones y chapiteles; pero también el interior es muy interesante. Destacan las capillas, en una de las cuales hay la tumba del rey Juan I, fundador del monasterio, y las capillas inacabadas o “imperfeitas”, que quedaron sin techo y al aire libre.