Uno de los debates que he visto recientemente a la derecha catalana es alegar, en un extraño abrazo fariseo al keynesianismo, que la aparición de un impuesto como el de patrimonio (o el de sucesiones que es el que ellos temen que tengan que volver a poner) va a afectar a la economía. El argumento que dicen es que este impuesto “reducirá el consumo y la inversión empresarial”.
Voy a enumerar algunos efectos que podría tener la subida de ESTE impuesto. La ortodoxia keynesiana indica que en períodos de recesión el aumento de impuestos tiene efectos procíclicos ayudando a que la economía se siga encogiendo (de hecho la racionalidad keynesiana habla de coger superávit en el crecimiento con una mayor presión fiscal y que los mecanismos automáticos en recesión, como las prestaciones por desempleo, corrigen para que el sistema sea contracíclico). Bien, eso es “a grosso modo”, hay impuestos e impuestos.
Sobre la justicia de pagarlos (este y cualquier impuesto dedicado a las rentas altas), os dejo este pequeño artículo de Egócrata.
Para entender si este impuesto afecta negativamente a algo que nos interesa en mitad de la crisis: los mecanismos que permiten generar actividad económica y por tanto empleo analicemos dos aspectos que puede afectar negativamente:
- El consumo (y por tanto la demanda interna).
- La capacidad de inversión industrial.
¿El impuesto de patrimonio reduce el consumo?
Hay que analizar algunos aspectos previos. ¿A quién afecta el impuesto de patrimonio y en que cuantía?, en este artículo del blog salmón es bastante clarificador y se resumen, a los que tienen un patrimonio neto de más de 700.000 €, excluidos algunos vienes (como la vivienda habitual), y solo tributan las cuantías superiores de esos 700.000€. O sea al centenar y pico mil largo que más pasta tienen en este país (fraude fiscal a parte). Ni de lejos son esas “clases medias” que el PP está indicando. Estamos hablando de los más ricos de la última decila de renta.
Por otro lado las clases trabajadores y un poco menos las medias son más eficientes por € que tienen consumiendo. Un “pobre” se gasta todo lo que tiene porqué no puede ahorrar, una persona de clase media suele invertir lo que tiene y los niveles de ingresos superiores lo que hacen es incrementar su nivel de consumo pero a partir de cierto nivel de renta eso ya no es así. Por cada € que una persona de clase trabajadora ingresa es más eficiente gastándolo y consumiéndolo.
Por tanto, el impuesto de patrimonio afecta solo a las personas más ricas y por tanto aquellas que peor efectividad tienen en su nivel de consumo por nivel de ingresos (no son tan despilfarradores como los somos las otras clases sociales de este país, según la lógica neoliberal).
Por último hay cosas en las que el estado y el sistema público es más eficiente consumiendo. No en la compra de bienes básicos como lo hacemos los ciudadanos, pero sí en la capacidad de redistribuir renta. El hecho de que le robemos desde las fuerzas represoras del malvado estado a esa pobre persona de renta media recaudemos a una persona de renta MUY alta una cantidad de € y sirva para pagar, por ejemplo pensiones es ridistribuir renta de una persona que va a gastar menos a otras que van a gastar más. Los mantenidos y despilfarradores aprovechados del estado del bienestar jubiletas y parados van a gastar prácticamente todo ese dinero en poder subsistir.
Por no hablar que la inversión en educación, sanidad, etc.. es un buen método de incrementar la demanda interna de un país. Incluso un trabajador de la enseñanza o de la sanidad pública (que para algunos son unos vagos y maleantes que casi no trabajan) son mejores gastadores de sus ingresos que los que tienen rentas altísimas, de cara a lo que es consumo interno.
En definitiva, el impuesto de patrimonio NO reduce el consumo interno, más bien sus efectos agregados son a mantener o incrementar el consumo interno.
¿El impuesto de patrimonio reduce la inversión industrial?
A tenor por lo que ha ocurrido estos años según los datos empíricos. NO. Estos años sin impuesto de patrimonio y lo que hemos visto, debido a la crisis es una caída en la inversión empresarial.
Los empresarios no invierten no porqué teman pagar impuestos si son astronómicamente ricos. Si realmente esto es lo que temen se irían a tener domicilio fiscal a islas Caimán.. y muchos no lo hacen porqué es más rentable hacer actividad económica en Europa. En Alemania, Francia, Suecia, donde la inversión empresarial va mucho mejor que aquí las rentas más altas pagan más impuestos.
Los empresarios no invierten porqué las espectativas de BENEFICIOS son lamentables y porqué la disponibilidad de crédito bancario es bastante mala. Todos los que tienen dinero o capacidad de conseguir crédito desconfían de la economía y unos de otros. El impuesto de patrimonio para la mayor parte de empresarios es algo que no pagarán puesto que no son tan ricos. En España super-empresarios estilo Botín hay cuatro (y son tan insultántemente ricos que este impuesto es una picadura de mosquito). Somos uno de los paises con más Pymes, microempresas y autónomos. Con todo lo que ello significa. Por no hablar que las grandes empresas son de accionistas y los accionistas no son mayoritariamente los megaricos que pagan el impuesto de patrimonio.
El tema está en que los grandes generadores de empleo, y la mayor parte de los que invierte en la actividad económica NO van a pagar un euro de este nuevo impuesto.
Efectos en el ahorro privado
Por otro lado, como un “daño colateral” en la actividad económica, tenemos el efecto en el ahorro. Es evidente que para las grandes fortunas este impuesto es un (muy leve) incentivo a ahorrar menos, pero este efecto va a beneficiar los problemas que los agoreros contra este impuesto están planteando. Si ese incentivo existe el que tiene un patrimonio tiene dos alternativas para no acumular tanto patrimonio (recordamos que tampoco es que tributen una barbaridad): gastárselo (consumir e incrementar la demanda interna) o invertir y arriesgarlo (por tanto incrementar la inversión empresarial).
Podemos decir que esto tendrá un efecto pernicioso en el ahorro. Pero es que ESE no es un problema de la economía española actual. ESTAMOS a un nivel de ahorro histórico, y tenemos muy buenos números respecto a la media europea. Nuestro problema no es de ahorro, es de crecimiento.