Eliminar el Impuesto de Sucesiones ni va contra la autonomía financiera de las comunidades autónomas, ni es una medida a favor de los ricos, ni va en contra de la recaudación, ni ese tributo sirve para redistribuir la riqueza. Sólo arrebata herencias y es un vulgar robo que algunos gobiernos del mundo, por fortuna cada vez menos, imponen para llenar sus bolsillos, comprar poder y voluntades y financiar holgadamente los lujos y privilegios de los políticos. Cada día somos más los que luchamos contra ese maldito impuesto y contra los políticos que lo imponen. En el corazón de esa lucha hemos lanzado un eslogan claro: "Nunca votes a los ladrones de herencias", que en España son los partidos de izquierda, sobre todo PSOE y Podemos. ---
"Libre Mercado" acaba de publicar un artículo de José María Rotellar, titulado "Tres motivos por los que el Impuesto de Sucesiones debe morir", que demuestra hasta que punto es miserable, injusto y depredador ese impuesto que el gobierno de Sánchez, con la voraz e insaciable ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al frente, quiere imponer por la fuerza en toda España, a pesar de que las encuestas revelan que más del 70 por ciento de los ciudadanos lo rechazan y en contra de la opinión masiva de los expertos fiscales, que abominan de ese tributo por injusto y contrario a la Constitución y al derecho.
Quien desee leer ese artículo y llenarse de indignación contra los políticos ladrones de la izquierda española, que pulse AQUÍ.
Muchos ciudadanos españoles, generalmente pasivos y sometidos, se han alzado contra ese impuesto y en algunos territorios, como Asturias, Aragón y, sobre todo, Andalucía, las calles se llenaron de miles de manifestantes contra lo que el pueblo llamaba "el robo de herencias" o el "impuesto a los muertos". El empecinamiento de los socialistas en mantenerlo, a pesar de su injusticia y del rechazo popular, fue uno de los motivos que le hicieron perder el poder en las últimas elecciones, donde, según los expertos, la defensa a ultranza del impuesto de Sucesiones le costó a los socialistas entre 300.000 y 500.000 votos, una cantidad suficiente para desalojarlos del poder y ser sustituidos por la derecha.
La clave de la estafa que representa ese impuesto es que grava la transmisión de bienes, a familiares en la mayoría de los casos, que el donante ha adquirido a lo largo de su vida, gracias a los recursos que generó y por los que ya pagó impuestos.
Se trata, pues de una doble imposición que, para colmo de males, se ha cobrado rodeada de bajeza y brutalidad, imponiendo a los herederos tasaciones fuera de mercado, intereses abusivos y todo tipo de vejaciones y abusos que muchas veces terminaban con la ruina de las familias afectadas y la subasta de esos bienes embargados, vendidos a un precio muy inferior al que la administración los tasó.
Formo parte, como voluntario altruista, de la plataforma Stop Impuesto de Sucesiones Andalucía, desde la que hemos luchado contra ese maldito tributo hasta lograr que la Administración andaluza del PP y Ciudadanos bonifique en gran parte ese impuesto. Hemos luchado, sobre todo, en la etapa de la junta socialista de Susana Díaz, donde el empeño por mantener ese impuesto era enfermizo y obsceno. Desde esa asociación hemos organizado manifestaciones, alimentado las redes sociales y exhibido en los principales medios de prensa, radio y televisión a las víctimas de ese brutal impuesto, cuyos casos concretos conmovieron a la opinión pública, que vio como familias enteras perdieron no sólo sus herencias, sino también sus viviendas propias y hasta sus sueldos, penetrando, por culpa de la voraz y desalmada administración, en la ruina total.
Gracias a esa plataforma pudimos acceder a la verdad que rodea ese impuesto, que nada tiene que ver con las mentiras que han propagado los socialistas y comunistas para mantenerlos. Hemos sabido que no son los ricos sino los trabajadores, clases medias bajas y familias humildes las víctimas del impuesto, que los ricos tienen siempre recursos para eludir el pago, ya sea contratando servicios jurídicos expertos, que los hay, aunque muy caos, o creando empresas y fundaciones que eluden el pago. También hemos sabidos secretos llenos de suciedad y vileza, filtrados desde las mismas administraciones por funcionarios honrados, entre ellos que algunos dirigentes socialistas eran liberados por el poder de pagar el impuesto porque dejaban que sus expedientes durmieran hasta estar prescritos, o que cuando una herencia sustanciosa era embargada, se filtraba el dato a los chorizos amigos del partido para que acudieran a la subasta y se hicieran con la propiedad subastada a precio de ganga.
También descubrimos que es mentira el argumento tan cacareado por los socialistas de que el impuesto de sucesiones se coba en todo el mundo. La verdad es que es un impuesto mundialmente rechazado por su escasa solvencia jurídica y por su injusticia manifiesta, que ya sólo está vigente en unos pocos países y que hasta en esos países se introducen cada día más bonificaciones y exenciones.
La crueldad que hemos visto dentro del socialismo andaluz en torno al Impuesto de Sucesiones no es propio de democracia alguna y parece más bien un comportamiento típico de tiranías tan sucias y crueles como las de Cuba, Venezuela, Nicaragua y otras de color ojo rabioso.
Hemos visitado a decenas de ricos para pedirles ayuda, argumentándoles que si ganábamos nuestra batalla y lográbamos que el impuesto desapareciera, ellos podrían dejar a sus hijos sus herencias sin padecer el habitual expolio. Siempre nos decían que ellos no tenían problemas y que tenían sus herencias a salvo, lo que demuestra que es mentira lo que tanto ha repetido la actual ministra de Hacienda, asegurando que el impuesto sólo afecta a los ricos.
Puedo asegurarles que el mundo que rodea al impuesto de Sucesiones es una cloaca bastarda llena de injusticia, trucos, oprobio y maldad. Sin la menor duda, la fama de impuesto maldito que tiene el robo de herencias por parte del gobierno de Sánchez es merecida.
Francisco Rubiales