Valencia, la tercera ciudad más importante de España, tiene la desgracia de estar gobernada por un preocupante y tenebroso conglomerado político de populistas e izquierdistas que amenazan en convertirla en una ciudad inhóspita, gris y antisemita.
El alcalde la ciudad, Rafael Ribó, primer alcalde de la historia de Valencia imputado por la justicia, ha intentado contestar, torpemente, a la misiva del embajador israelí en la que, con toda justicia, protestaba por la discriminatoria resolución del Ayuntamiento de Valencia en apoyo a la campaña ‘Espacio Libre de Apartheid Israelí’ promovida por el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel (BDS).

En su torpe respuesta, el imputado Ribó, recurre de forma sesgada a las resoluciones de la ONU (ignorando deliberadamente que ni son de obligado cumplimiento y el carácter profundamente anti israelí de dicha organización) y acusa al embajador de intentar camuflar como antisemitismo la crítica al gobierno de Israel. De forma sonrojante, el imputado Ribó, es incapaz de condenar ni un solo acto de agresión y terrorista perpetrado por el ente palestino y sus organizaciones criminales que lo gobiernan y es incapaz de mostrar solidaridad con las víctimas israelíes de las agresiones palestinas.
Y es que llama la atención que el gobierno se muestra incapaz, no sólo ya, de condenar a dictaduras tan terribles como Cuba, Corea del Norte o Venezuela sino también a los mayores violadores de los derechos del pueblo palestino, esto es Hamas y la propia Autoridad Palestina.
Ya es hora de que Valencia quede libre del antisemitismo institucional del BDS impulsado por radicales y populistas.
