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El incalculable valor del traspaso de Don Buse

Publicado el 06 marzo 2022 por Elgurudeldeporte @_Gurudeldeporte

La realidad supera a la ficción, dice el dicho que pretende mostrar que en ocasiones las cosas que ocurren, superan a las cosas que podemos imaginar. Si extrapolamos esta frase a la NBA, podemos encontrar múltiples casos de situaciones que rozan lo extravagante, lo extraño o incluso lo rocambolesco, e incluso, el caso del traspaso de Don Buse estaría en un apartado distinto.

La historia de la NBA camina incesante hacia su primer siglo de existencia y en un periodo de tiempo tan prolongado todo cambia mucho.

Las normas de la competición se han adaptado, los medios tecnológicos han cambiado la forma de ver y entender el deporte, la medicina ha prolongado las vidas deportivas de los jugadores o incluso la propia sociedad ha evolucionado en sus costumbres y todo esto, ha tenido un impacto directo en una liga que ha conseguido la supremacía sobre un deporte a nivel mundial.

Esto son solo algunos ejemplos de como ha cambiado el baloncesto y que sirven de contexto de uno de los traspasos más extraños de la historia de la NBA y, quizás incluso, del mundo del deporte.

Para entender aquel momento, hay que explicar la situación que vivía la NBA en aquel momento, e incluso también quien era Don Buse, que aunque fuera sobre el papel el principal objeto del traspaso, era tan solo un medio para conseguir los servicios de una tercera persona, que no era ni un jugador de baloncesto.

Planteado el caso, vamos a adentrarnos en la situación de los distintos protagonistas y para comenzar empezaremos por la parte más deportiva de la transacción, la del jugador.

Don Buse fue un gran jugador defensivo que pasó sus primeros años en la ABA y que llegó a jugar en la NBA, tras la extinción de la liga, que se atrevió a retar a la todopoderosa Asociación Nacional de Baloncesto.

Entre sus datos más relevantes, es importante recordar que llegó a ser All Star tanto en las dos competiciones y que fue nombrado como miembro del mejor equipo defensivo dos veces en la ABA y cuatro más en la NBA.

Además, en la temporada 1976-1977, su año All Star en la NBA, consiguió liderar la liga tanto en asistencias, como en robos, consiguiendo en esta última estadística un promedio de 3,47 robos por partido, la segunda más alta de la historia, tan solo superada por los 3,67 robos en 1986 del proscrito Alvin Robertson.

Con toda esta información, se puede valorar que Don Buse fue un muy buen jugador en la liga, pero nunca llegó a tener un impacto de gran estrella de la liga.

Jugó en los Indiana Pacers tanto en la ABA como en la NBA y ya en esta segunda competición, en los Phoenix Suns, Kansas City Kings y en los Portland Trail Blazers.

Precisamente con estos últimos, fue con quien se vio involucrado en uno de los traspasos más curiosos de la NBA.

En aquel momento, Don Buse jugaba en los Pacers y el equipo del estado de Indiana estaba teniendo graves problemas de adaptación a la NBA tras superar la etapa inicial de la incorporación desde la ABA.

El equipo no terminaba de enganchar con el público de Indiana y el propietario del equipo en aquel momento, Sam Nassi, se planteó deshacerse de la franquicia o incluso moverla a algún mercado más propicio.

Por el contrario, en aquel momento los Portland Trail Blazers eran el equipo con mayor éxito de implantación a nivel local, llenando todas las noches su estadio e incluso retransmitiendo los partidos por línea cerrada a otras instalaciones de la ciudad.

El responsable de esa situación era Jon Spoelstra, el vicepresidente de marketing de los Blazers, que había conseguido que los de Oregon, como modelo de negocio, fueran una referencia para toda la NBA.

Es normal que os suene el apellido poco común de Jon Spoelstra, ya que es el padre del entrenador dos veces campeón de la NBA con los Miami Heat, Erik Spoelstra.

Continuando con la historia, el General Manager de los Pacers, Bob Salyers, pidió ayuda a Jon Spoelstra a mediados de la temporada 1982-1983 para que colaborara con ellos en solucionar la situación compleja de los Pacers, pero el propietario de los Blazers, Larry Weinberg, se negó a ceder a su gurú del Marketing.

El asunto pareció cerrado, pero el destino siempre es caprichoso y el 4 de enero de 1983, en un partido que enfrentó precisamente a los Pacers y a los Blazers, el base titular de los de Portland, Darnell Valentine, se lesionó de gravedad en un pie.

Esto hacía que los Trail Blazers necesitaran un refuerzo en la posición de base y desde Indiana les ofrecieron un curioso trato.

Los Pacers ofrecieron al veterano base Don Buse y pidieron a cambio dinero y los servicios, durante dos semanas, del experto en Marketing Jon Spoelstra.

Al principio en Portland recibieron la noticia como una broma, pero el propietario del equipo la aceptó y la NBA no se opuso al movimiento que se consumó el 7 de enero de aquel año.

Los Blazers sumaron a su equipo a Don Buse que empezó a jugar y a aportar al equipo y Jon Spoelstra se fue una semana a Indiana, a ayudarles a mejorar en la expansión de su modelo negocio.

Además, a Spoelstra también le regalaron un ordenador marca DEC, tecnología punta de la época y una rareza a día de hoy.

Todos quedaron satisfechos con el traspaso y, de nuevo, la NBA volvió a escribir una de esas páginas, que la convierten en una liga tan diferente y especial.

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