Evo Morales encaró 2019 con una hoja de servicios algo desgastada tras 14 años en el poder. El presidente intentaba asegurarse su cuarta reelección pero con muchas más dificultades de las que había esquivado hasta entonces. En el transcurso de un movido 2018, muchos pensaban que Morales no podría revalidar su mandato: su imagen, aunque seguía en niveles altos, se deterioraba. Más de una década en el poder desgastan a cualquier político. Pero no sólo eso: las encuestas le auguraban una pérdida de votos mientras sonreían a su principal rival, el opositor Carlos Mesa. Morales ya sorteó de una manera caudillista su derrota en el referédum de 2016 para ser reelegido una cuarta vez, y crecía la voz de quienes rechazaban la legitimidad de la candidatura de Morales de cara a las elecciones del pasado 20 de octubre.
Pero entonces, y haciendo bueno el slogan que James Carville propuso para Bill Clinton a principios de los noventa, surgió aquello de “Es la economía, estúpido”, que propulsó al MAS hacia la victoria electoral. Porque la economía se convirtió en un activo incalculable para la candidatura de Morales y la situación económica en una brillante joya a la que sacarle lustre. Segú...
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Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaEl incierto futuro económico de Bolivia fue publicado en El Orden Mundial - EOM.
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