Desde que llegué a Bolivia por tercera vez, hace ahora justo un año, he sentido curiosidad por la visión del mundo de los pueblos indígenas.
Reconozco que en muchas ocasiones me he desesperado tratando de entender lo que pasaba a mi alrededor, sin lograrlo, consiguiendo apenas percibir ciertos matices que se presentan como ráfagas en mi pensamiento algunas horas después…
Sin estar dispuesto a permitir que la sensación de inutilidad se propagase en mi interior como un caballo desbocado, he querido analizar, desde mis limitaciones indiscutibles, las tres obras principales de uno de los principales intelectuales bolivianos aymaras, Fausto Reinaga.
Este autor ha sido convenientemente olvidado durante muchísimos años por la “intelligentsia” boliviana y latinoamericana, debido a su postura política de defensa del indio, tal y como lo llama él mismo, y de reivindicación de su liberación y emancipación en cuanto raza explotada desde hace más de 500 años.
Además de tratar de disimular mi ignorancia, este análisis tiene, por otro lado, un fin orientado a mi día a día, ya que en el trabajo de apoyo a las organizaciones indígenas, creo que resulta imprescindible tratar de comprender la historia, las razones y las motivaciones que han llevado a este pueblo a protagonizar uno de los procesos políticos más apasionantes de los últimos decenios.
Las tres obras de Reinaga analizadas aquí son “Tesis India”, “La Revolución India” y “Programa del Partido Indio de Bolivia”.
El análisis se enfoca en el estilo de la obra (fundamental para comprender sus objetivos) como en la estructura que sustenta las conclusiones y propuestas que pueden extraerse de la misma.
El estilo que impregna toda la obra no corresponde al típico ensayo sociológico donde, al menos con pretensiones de una cierta cientificidad, se analizan causas de determinadas situaciones que nos permiten hacer pronósticos para el futuro.
En el conjunto de la obra estudiada, el estilo que predomina es el panfletario, no en sentido peyorativo, sino que se refiere a la prosa que llama a los sentimientos, a la dignidad, al recuerdo de las afrentas sufridas por siglos en su propia tierra.
La obra está plagada de referencias explícitas a la conciencia del pueblo indio, con interpelaciones directas a un lector indio para que descubra las miles de razones que tiene para levantarse contra la injusticia.
La estructura del conjunto que forman estas tres obras, puede resumirse en dos ejes centrales que sustentan todo el argumentario, y una parte final donde se expresa la propuesta política del Partido Indio de Bolivia.
Esta estructura no aparece como tal, sino que es un intento personal de sintetizar estas tres obras en un esquema que facilite la comprensión de las mismas para aquellos que no estamos familiarizados con el “indianismo”.
1. El primer eje sobre el que gira el pensamiento de Reinaga, formado en un marxismo doctrinario que abandona, totalmente defraudado, tras su visita en los años 50 a la extinta Unión Soviética, es el rechazo radical de la cultura occidental.
Este aspecto vertebrador de toda su obra más indianista (ya que su producción literaria anterior estaba dominada por la óptica marxista), sirve como palanca que moviliza todos los resortes de su argumentario político.
Este rechazo violento e intransigente, que a primera vista resulta un tanto descorazonador, por las inevitables reminiscencias de otras ideologías de triste recuerdo, pero que necesita ser contextualizado como llamamiento al despertar de conciencias largamente violentadas y silenciadas, va siendo desarrollado y desgranado pacientemente a lo largo de, principalmente, “La Revolución India”, dando forma a un pensamiento que encuentra anclajes y fundamentos muy profundos y difícilmente discutibles.
Los principales argumentos que sustentan y consolidan este eje vertebrador son:
- El carácter violento e injusto de la conquista
Este punto parece el que menos discusión merece, ya que es indiscutible el terror que los conquistadores impusieron en toda América, condenando a la enfermedad y la muerte a millones de seres humanos.
- La continuidad del régimen de exclusión hacia el indio
La Revolución India” hace un recorrido detallado y pormenorizado de las dinámicas persistentes a lo largo de la época colonial y republicana, resaltando el hecho de la continua depauperización de las condiciones de vida de los indios, de su marginación de la vida política, de la prohibición de su cultura, de su invisibilidad social, etc.
- La existencia de dos Bolivias
Este argumento, bajo mi punto de vista, constituye el aspecto principal que da cobertura y coherencia a la propuesta de liberación de la obra de Reinaga, asimilando el indianismo a los movimientos emancipatorios de África y Asia que, en esa época (finales de los 60, principios de los 70) lideraban las luchas por la transformación y reversión del sistema colonial.
Empleando una metodología de análisis eminentemente marxista, pese al rechazo explícito que en estas obras realiza del socialismo realmente existente y sus expresiones “mestizas” en la América india, Reinaga equipara la totalidad de la raza india a la clase proletaria del socialismo científico, generadora de valor que, en este caso, sufre el robo de la plusvalía no ya por una clase propietaria de los medios de producción, sino por una raza (la raza blanca y el mestizaje) que acapara los resortes de poder económico, político y cultural.
Es por esto que Reinaga habla de las dos Bolivias, la Bolivia blanca y mestiza, superestructura de opresión, y la Bolivia india, nación “clandestina” y alienada por su posición, no ya en el sistema de producción, sino en el propio imaginario colectivo racista y excluyente de las clases dominantes.
2. El segundo de estos ejes, en contraposición a ese rechazo a todo lo occidental, es la exaltación del pasado incaico, de la cultura de los aymaras y quechuas, de los avances técnicos del imperio Inka, y, sobre todo, de la superioridad de los valores morales del pueblo indio frente a la cultura europea y estadounidense.
Este eje, a mi modo de ver, se caracteriza por una cierta idealización de la cultura ancestral de los pueblos originarios del Qollasuyu, que llega incluso a suponer una superioridad física y mental de éstos.
3. En cuanto a las propuestas que la visión indianista de Reinaga ofrece para el día posterior a la toma del poder por el pueblo indio, la impresión que puede concluir un lector occidental, como es mi caso, es ciertamente vaga e imprecisa.
Durante toda la lectura de “La Revolución India” se está a la espera del momento en que, desde las páginas de este libro, aparezca una propuesta que concretice el ofrecimiento del indianismo en el poder.
Esta propuesta cerrada, centrada en la administración de la cosa pública, el sistema social, la alternativa económica a occidente, etc., no aparece por ningún lado, aunque algunos de estos aspectos pueden ir extrayéndose a lo largo de toda la obra.
Baste decir, en un primer momento, que el modelo futuro de sociedad que ofrece el indianismo de Reinaga es un reflejo del pasado esplendoroso de una cultura que ha resistido, agazapada en el interior de cada hombre y de cada mujer del pueblo indio, los intentos de exterminio de Occidente, incorporando, a este ideal incaico, los logros tecnológicos alcanzados durante el S.XX.
Este modelo social, idealización de un pasado que vio cercenado su desarrollo por la irrupción violenta del conquistador español, se proyecta en el futuro en los valores éticos que, según la obra de Reinaga, se resumen en “Ama Sua, Ama Llulla, Ama Qhilla” (no seas flojo, no seas mentiroso, no seas ladrón), es decir, el “Vivir Bien”, que encierra toda una cosmovisión acerca de la vida en general, y del gobierno en particular.