El príncipe Don Carlos de Austria fue el primogénito del rey Felipe II y único hijo de su primera esposa la reina María de Portugal que falleció pocos días después del parto.
Heredero de la monarquía hispánica nunca llegaría a gobernar, pues fue apresado por su propio padre en el Alcázar de Madrid, de donde nunca saldría con vida. Es uno de los personajes más enigmáticos de la historia de España y su vida está rodeada de misterio.
Nacido en Valladolid el 8 de julio de 1545 fue desde que nació, un niño enfermizo, en parte como consecuencia de la consanguinidad de sus padres, pues el rey Felipe II (en el momento de su nacimiento era todavía príncipe) y su primera esposa, eran primos carnales por parte de padre y madre. El infante tenía un grado de consanguinidad de 0,211 (sólo superado por Carlos II llamado el Hechizado, último de los Austrias). Don Carlos tenía cuatro bisabuelos cuando lo normal es tener ocho.
Al ser huérfano de madre, fue criado sobre todo por sus tías, que lo mimaban a todas horas.
Sus defectos físicos eran notables, nació con una malformación que le dificultaba el mantenerse erguido lo que derivó en una importante cojera. Tenía raquitismo y paludismo lo que desembocaba siempre en fiebre muy altas.
A esto habría que sumarle sus problemas psicológicos.
No aprendió a hablar hasta los 3 años y tartamudeaba, lo que hizo que su carácter se agriara y su timidez se agudizara. Le costó mucho aprender a leer y escribir. Gustaba de morder a sus nodrizas.
No lograba hablar con fluidez por lo que su padre mandó a los médicos cortarle el frenillo. Con 11 años sufrió de malaria lo que le dejaría secuelas físicas de por vida.
De adolescente destaca por su crueldad, gustaba de maltratar animales y quemarlos vivos, pegaba a las sirvientas y un largo etc. Era además muy caprichoso. Entre sus sádicas acciones se cuenta que tiró a un paje por la ventana simplemente porque le estaba molestando, o que mandó tragar un trozo de bota a su zapatero porque le quedaba pequeña. También intentaría apuñalar al Duque de Alba.
Así lo describía el Embajador de España:
<< tiene los cabellos oscuros y lacios, la cabeza mediana, los labios normales, el mentón poco saliente y el rostro muy pálido (…) tiene el pecho hundido y un pequeña giba en la espalda. Su pierna izquierda es bastante más larga que la derecha (…) los muslos son fuertes pero mal proporcionados y sus piernas débiles, su voz es delgada y chillona. Su naturaleza delicada y enfermiza y su carácter violento e irritable >>
En 1560 fue proclamado heredero oficial del trono, aunque la mayoría del tiempo lo pasaba encamado, debido a sus numerosas enfermedades.
Su estado de salud era delicado; se pensó en trasladarlo a Valencia, donde el clima era más relajado, pero estaba demasiado lejos de la Corte, por lo que se decide trasladar su residencia a Alcalá de Henares, donde estaría supervisado por su tío Don Juan de Austria, que le guiaría además en sus estudios. Corría el año 1561.
Al año siguiente tuvo un desafortunado accidente, resbaló por las escaleras y se golpeó fuertemente en la cabeza, éste golpe se infectó y le produjo unas fiebres altísimas, no parecía haber esperanzas de recuperación y el rey Felipe II comenzó a preparar sus funerales, sin embargo, los médicos lograron salvarle la vida mediante una trepanación. Ésto traería consecuencias fatales a posteriori, provocándole daños irreparables en el cerebro.
Tenía 17 años y había perdido con esta enfermedad la mitad de su peso.
En los años venideros si bien la relación con su padre nunca había sido muy buena, las cosas fueron empeorando.
Felipe II dudaba de la capacidad de su hijo para tomar decisiones u ocupar un cargo de importancia.
Lo nombró Consejero del Reino, pero Don Carlos se dio cuenta que no era más que un título sin sentido, pues realmente las decisiones eran tomadas siempre por su padre y nunca por él.
El infante se mostraba cada día más agresivo.
A sus enfermedades físicas se suman ataques de ansiedad, depresiones y delirios.
Lo problemas mentales y de salud no cesaban, y el rey decide incluso anular los planes de boda que tenía para su hijo con la princesa Ana de Austria, hija del emperador Maximiliano II (que luego sería la cuarta esposa de Felipe II) y comienza a plantearse la dificultad de la sucesión al trono con tal heredero. ya se habían roto también anteriormente, relaciones para casar al Infante con la heredera al trono de Escocia, María Estuardo.
Para Carlos esta fue la gota que colmó el vaso y comenzó a tramar un plan para acabar con su padre, aliándose con sus enemigos flamencos. Pretendía viajar a Bruselas y autoproclamarse soberano ayudado por algunos enemigos de la Corona.
Decide contarle sus planes además a su tío Don Juan de Austria, que inmediatamente pone al corriente al rey, lo que enfurece a Don Carlos que también trata de matar a su propio tío.
Al llegar a oídos de su padre, y siendo la situación ya insostenible, Felipe II decide prender a su hijo y encerrarlo de por vida. Corría el año 1568.
El rey del Imperio donde nunca se ponía el sol, vestido con armadura, se dirige a los aposentos de su hijo. Se dice que al despertar y verse en tal tesitura el príncipe exclamó:
-¿Qué quiere Vuestra Majestad? ¿Quiéreme matar o prender?
Lo detienen y lo encierran. Pasaría el resto de su vida en la torre de palacio. Recuerda ésto al encierro de su antecesora Juana de Castilla, llamada Juana la loca. Comienza así Felipe II un proceso para proclamar la incapacitación de su primogénito para gobernar.
El heredero convoca huelga de hambre, que poco después cambia por todo lo contrario, pasando a darse atracones de comida y beber agua helada. Además cada vez que le subía la fiebre mandaba llenar su cama de nieve y se metía en ella prácticamente desnudo.
Muere 3 años después de su apresamiento. No están claras las causas, posiblemente debido a una fuerte diarrea, pero lo cierto es que su estado de salud nunca fue bueno. Tenía 23 años. Fue enterrado en el Panteón de infantes del Monasterio de El Escorial.
Delante Felipe II con su cuarta esposa Ana de Austria, y detrás, su primera esposa María de Portugal y el Infante Don Carlos (Basílica de El Escorial, obra realizada por Pompeo Leoni)
Muy pocos entendieron las razones del monarca y lo tildaron de conspiración y asesinato por envenenamiento.
Se dice que incluso los celos andaban de por medio, y que Don Carlos tenía amoríos con Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II; aunque ésta es una teoría que cada vez tiene más detractores entre los historiadores actuales.
Muchos dijeron que el deber de Felipe II le hizo cometer este crimen para evitar que su gran Imperio fuese heredado por un enfermo mental.
Aquí se pone fin a la historia y se da comienzo al nacimiento de una leyenda … la leyenda negra contra los españoles.