Tres historias narradas con una gran maestría que se adentran en turbadoras personalidades femeninas.
El Infierno de las Chicas, título del volumen que nos ofrece la editorial especializada en cultura japonesa Satori, puede indicar una doble vertiente. En primer lugar, el infierno puede hacer referencia al entorno insoportable en el que viven las chicas. Pero también puede designar el infierno que crean en las vidas de los demás. Algo de eso hay en los tres casos. Se trata de un profundo estudio psicológico de tres chicas jóvenes que se definen a través de sus actos. Con una prosa moderna y ágil (el libro literalmente atrapa), Kyusaku Yumeno nos conduce por los vericuetos de la mente femenina en busca de venganza. El primero de los relatos, No tiene Importancia, comienza de una manera impactante: narrando el suicidio de una enfermera que deja una carta para el doctor con el que trabajó. Mediante un diálogo con otro colega suyo, sabremos cómo la joven vivía una existencia tortuosa llena de mentiras que ella misma iba creando y que se iban haciendo más y más grandes con el tiempo. La segunda de las historias, Asesinatos por relevos, una chica que trabaja como “chica de autobús” aconseja a una amiga del campo que nunca trabaje en eso, ya que hay un conductor que suele asesinar a estas muchachas. La originalidad de la narración reside en que está contada de forma epistolar. Por último, La Mujer de Marte cuenta la venganza que lleva a cabo una colegiala sobre el director del colegio al que pertenece. Recupera el estilo detectivesco en el que destacó el autor del libro, Kyusaku Yumeno, y que tanta fama le acabaría reportando. Mezcla estilo epistolar junto con noticias periodísticas en torno a la aparición de un cadáver carbonizado. El epílogo a esta magistral obra corre a cargo de Daniel Aguilar, ya conocido entre los seguidores de la editorial Satori gracias a su ensayo Japón Sobrenatural. En cuanto al libro, gracias a su mezcla de estilos y de historias extrañas, consigue atrapar desde un primer momento la atención del espectador. En sus páginas aparece una crítica velada a las duras condiciones de vida que tenían muchas mujeres en Japón, ya que junto a los peligros que aparecen en los relatos aparecen la miseria o el desprecio. El autor quiere rendir homenaje con esta obra a todas las mujeres que sufren por parte de los hombres, ya sea por culpa de ellos directamente o por relaciones tóxicas.