Como siempre en España, construyendo la casa por el tejado. Nuestra educación ha sido y es penosa, no digamos en idiomas. Pero ahora todo el mundo tiene que justificar que puede entender y hacerse entender como si fuera del mismo Bristol según sales a la derecha. Y claro, llegan las academias, las escuelas oficiales y los exámenes de Cambridge o de otras universidades a sacarnos el dinero que no tenemos y a hacernos sentir tontos porque ni tenemos tiempo ni tenemos ganas ni tenemos método para aprender de verdad. Por supuesto, siempre habrá cerebritos que lo saquen sin problemas, pero la gran mayoría lo llevan tirando a regulero.
Y es una pena, porque aprender idiomas, inglés en concreto, mola. Yo no puedo hablar muy alto porque no he sido casi nunca alumna por obligación, sino más bien por devoción. Ahora mismo acudir a la escuela me sirve de distracción y de desconexión y hace que la semana se me haga mucho más corta. Aunque muchas veces me dé una pereza terrible ir y esté a punto de hacer novillos y sólo sea ese 80% de asistencia que tengo que tener para la dichosa beca lo que me obligue a aparecerme por allí. Sí, aún así, me gusta. Porque me gusta aprender. Y porque, supongo, no voy obligada más que por mí misma (y por el señor
El caso es que en todo aprendizaje hay que encontrar la diversión para que se haga llevadero. No digamos ya si estamos ante un aprendizaje en edad adulta, para el que no se encuentra más motivación que "me lo exigen" y para el que, encima, tenemos poco tiempo. O buscas el modo de divertirte, de aprender sin darte cuenta, o te esperan años de sufrimiento.
Os cuento como empecé yo en esto del inglés. Relato que también va -aunque no se enteren- para todos aquellos que ahora, al saber que estoy en el C1 me dicen aquello de "jo, qué suerte". Sí, suerte. Como si lo de entrar a ese nivel te tocara en la lotería o te lo encontraras por la calle. Suerte.
En fin, aunque creo que me voy a repetir, os cuento.
Hace unos cuantos años en mi pueblo sólo había un curso de la EOI por año. Es decir, el primero al año siguiente era segundo y al siguiente, tercero. Y vuelta a empezar. Es decir (bis), sólo había un grupo, de 14 ó 15 personas, yendo a clase cada año. No más. Si querías entrar a primero, te matriculabas y listo, y si querías entrar a segundo o tercero, hacías la prueba de nivel. Ah, en aquellos momentos la EOI tenía cinco cursos, y el tercero equivalía a lo que hoy es el Intermedio (dos años). O sea, el B1 famoso.
Pues bien, yo hice prueba para entrar en tercero dos veces y las dos veces (con dos años de diferencia), penqué como una campeona. La culpa fue mía porque fui de sobradita, de yo empiezo en tercero porque sí y porque los anteriores cursos son para los que no tienen ni idea, y aquí servidora, sin estudiar ni nada, vamos que entra. Y no, no entré.
Después me apunté a la EOI por libre, para ver si me sacaba el B1 que, en aquellos momentos, te empezaban ya a pedir por todas partes, como hoy piden el B2. Y nada tampoco porque me vi con aquellos libros, aquel volumen de materia, que no supe por dónde empezar. Además me pilló en una época chunga y pasé mucho.
El siguiente capítulo de esta historia llegó un año después, más o menos. Estaba yo por la biblioteca (qué raro) cuando vi que, oh, habían comprado el quinto Harry Potter. En inglés. Yo ya me había leído los cuatro anteriores con avidez y estaba, como comprenderéis, deseando saber cómo continuaba la historia. Que, inciso, si lo llego a saber me quedo como estaba y que le dieran mucho al quinto libro, SiriusBlackDeMiAlma. Fin del inciso.
Vamos, que saqué prestado el libro, previa advertencia de la bibliotecaria: ¿sabes que es en inglés, verdad? Y yo: sí, sí, voy a intentarlo.
Tenía que intentarlo porque la traducción al español no iba a salir hasta seis meses después. Además, cuando saliera no me la iba a poder comprar porque estaba a two candles y sacarlo de la biblioteca iba a ser misión imposible, al menos en los primeros meses, de la lista de espera que había. Ergo, o me lo leía en inglés o me esperaba casi un año. Y lo leí en inglés, claro.
Y ese fue el inicio. Leí el quinto, me aficioné a leer más cosillas en inglés, poco a poco, después llegó el sexto, y el séptimo... y así seguí. Leyendo. Pasó el tiempo, más, y en mi pueblo reorganizaron la EOI, establecieron los cuatro primeros cursos (ya se había desdoblado en dos tercero), los alumnos aumentaron y yo me dije, pues lo voy a intentar otra vez.
Y esta vez entré. Puede que fuera casualidad. O puede que no. Yo, si os soy sincera, creo que no fue casualidad, que leer en inglés me dio la oportunidad de entrar directamente al nivel intermedio, saltándome el básico. Y si además no me quedé ahí y seguí subiendo de curso, notazas mediante, fue porque otro factor entró en mi vida: las series en versión original.
El asunto comenzó con The Big Band Theory, continuó con Downton Abbey y ya con Game of Thrones y Sherlock se desmadró por completo. Hasta llegar a hoy en día, en el que he renunciado con mucho gusto y sin problemas a la televisión española y me nutro de la extranjera, británica y americana, sobre todo. No veo la tele de este país, no sé quiénes son muchos famosos, y no pasa nada. Decir esto puede sonar a pedante, yo lo sé, pero de verdad que no lo es. No veo series guiris por hacerme la cultureta o quedar de superior. Las veo porque me gustan mucho más que las españolas, porque me parecen mucho más interesantes. Porque las series nacionales no me aportan nada, pero las extranjeras me ofrecen muchísimo. La capacidad de entender y saber un idioma que no es el mío, entre otras cosas.
Y, así, con este camino, he llegado al C1. Sin estudiar prácticamente. Sólo viendo series y leyendo en inglés. No es tan difícil, mucho menos ahora con las tabletas, que te puedes ver, por ejemplo, un capi de The Big Band Theory en cualquier rato que tengas suelto (dura 20 minutos). Y, vale, si se quiere ser legal y no piratear (o aprovecharse del pirateo de otros, más bien) siempre quedan las bibliotecas, que suelen tener series y pelis en versión original o la sección de ofertas del Media Mark, donde puedes encontrar gangas bastante interesantes.
Querer es poder. Eso sí, hay que echarle paciencia porque no es algo de la noche a la mañana. Lleva su tiempo. Y porque, por mucho que apruebes, y muy lejos que llegues, siempre te vas a sentir inútil a la hora de hablar en inglés, y meterás la pata mil veces. Pero, como todo, lo importante es pasárselo bien por el camino.
PS: perdón por el tocho de entrada. Próximamente pondré vídeos y cositas que también me han ayudado en este tiempo.