El sueño dorado del sanchismo es convertir España en un gran establo sin ciudadanos libres, donde los españoles, sometidos y acobardados, dependan por completo del tirano Sánchez, el pastor de rebaños atontados y esclavizados. Pedro Sánchez, que no es tonto, descubrió un día que podía controlar el poder comprando la voluntad de los españoles más débiles y corrompidos y aterrorizando a los más libres, los que no se dejaran comprar. Para lograrlo, necesitaba convertir antes a su partido, el PSOE, en una legión de pretorianos dispuestos a todo y ciegamente obedientes al líder. A esa tarea, realizada en silencio y en la oscuridad, dedicó sus primeros años de gobierno, cuando perecía un dirigente más o menos normal y poco peligroso. Hoy, con las fases previas de preparación y acumulación de poderes y efectivos, al comenzar la nueva legislatura, el presidente Sánchez cuenta ya con todo el poder que necesita, con las instituciones claves tomadas por los suyos, pretorianos militantes dispuestos a todo, con legiones de abducidos y comprados y con dosis suficientes de odio y miedo para gobernar España con mano de hierro y corazón de excremento. Al aplicar su teoría, primero en su partido, creando una guardia pretoriana que le sigue hasta la muerte, a cambio de privilegios, poder e impunidad, y después en toda la nación, ha logrado pervertir y envilecer el mundo que le apoya, poblado ya de mercenarios sin escrúpulos ni conciencia activa, habituados o operar sin misericordia y a aplastar al adversario, al que considera sólo un obstáculo que debe ser removido. La moral que reina en el pesebre es la más peligrosa existente en el planeta porque se considera con derecho pleno a gobernar y a imponer su ley al resto de la ciudadanía, incluso si es mayoritaria, aunque para lograrlo haya que alterar las leyes y violar las que estén vigentes, lo que abre las puertas del asalto a la Justicia, el fraude electoral, la compra de voluntades, la instauración de la mentira, el apuñalamiento de la verdad y la tortura, encarcelamiento y asesinato de los disidentes que se resistan, si no hubiera otro remedio. Sánchez está llegando más lejos que el propio Lenin en su tozudez antidemocrática. Ha sido un pervertidor y envilecedor que ha convertido España en un inmenso pesebre, el mayor de Europa y uno de los mayores del mundo, comparable sólo con los grandes pesebres comunistas que funcionaron en la Unión Soviética y sus países satelizados, todavía vigentes hoy en países como Cuba, China, Venezuela, Irán y otros. En ese mundo pesebrero, comandado por tiranos que quieren perpetuarse en el poder, son alimentados y mimados sólo los amigos del poder y los que entregan su voluntad y su alma a cambio de dinero, privilegios y poder. El resto, o son disidentes que militan en la resistencia o son manipulados y ciegos por la ignorancia que avanzan como corderos hacia la esclavitud y la pobreza. En el corrupto pesebre español hay políticos, periodistas, abogados, jueces, médicos, empresarios y sobre todo militantes de la izquierda y de sus partidos aliados, dedicados a sostener el absurdo, injusto y antidemocrático mundo que ellos han creado, lleno de corrupción, desigualdad, injusticia y abuso de poder. El pesebre español es un magma podrido y sin ética creado para que la izquierda y sus aliados gobiernen la nación siempre. Mas que un pesebre es una legión de corrompidos que ejercen la dictadura a través del odio, el miedo y la fuerza del Estado, que se aplica sólo al adversario. Ese es el mundo que Pedro Sánchez está creando en España, por ahora sin grandes obstáculos, con la Justicia, las Fuerzas Armadas, la sociedad civil y hasta la Monarquía colaborando en el desastre. ---