Estupendo drama judicial, basada en la novela de Michael Connely, del mismo título. Miedo tenía de ver el resultado de la adaptación de la novela, pues es una de mis novelas preferidas de Connely, pero a pesar de saltarse varios pasajes de la novela (lógico), no deja de ser una entretenida película.
Brad Furman, es el director que firma la adaptación, y a pesar de ser un medio novato en ello, lo hace de una manera notable, introduciendo nuevos giros de cámara, y de escenas. Haller (Matthew McConaughey), es un abogado busca pleitos, que basa su éxito en defender a supuestos criminales de poca monta, y lograr acuerdos con la fiscalía para que rebajen su pena. Hasta que le llega un gran caso, y que además parece fácil. Louis Roullete, supuestamente ha agredido a una mujer, con tentativa de asesinato, y todas la pruebas apuntan a circunstanciales. Pronto se dará cuenta Haller, de que en este caso no es todo tal y como parece, llegando a poner su vida en peligro.
La fuerza de la película, esta sobretodo en los actores ademas de en un sólido guión, donde los giros no están forzados, llegando a sorprender gratamente al espectador que no ha leído la novela. Además, las escenas están bien escritos y los diálogos, no son superfluos.
Entre los actores tenemos a su protagonista Matthew McConaughey, que nunca había estado tan bien, acompañado de un buen puñado de solventes actores como Marisa Tomei, William H. Macy, John Leguizamo, Josh Lucas, Ryan Phillippe (que el papel le sienta como un guante), y a un rescatado Michael Pare.
En definitiva, una película muy entretenida, que hará las delicias de los amantes del cine judicial, y de los incondicionales de la novela negra.