Revista Salud y Bienestar
La dificultad para alcanzar el sueño tiene 4 formas diferenciadas: puede haber problemas para dormir al acostarse, es decir, insomnio inicial, que es el más común; después se encuentra el insomnio intermedio, que se da cuando la persona se despierta con frecuencia durante la noche; también puede aparecer el insomnio terminal, que ocurre cuando el despertar tiene lugar por la mañana, tiempo antes de lo esperado y deseado por la persona afectada; y finalmente se encuentra la alteración del patrón del sueño, que tiene lugar cuando la persona se acuesta y duerme un número adecuado de horas pero se despierta cansado, como si no hubiera descansado nada.En función de su duración, el insomnio puede ser transitorio o agudo, con una duración inferior a un mes; sub-agudo, que se puede prolongar más de cuatro semanas pero no dura más allá de 3 a 6 meses; y por último el insomnio crónico, que puede llegar a durar más de 6 meses. Las personas que se ven afectadas por el insomnio pueden acabar padeciendo dificultades de concentración, depresión, cansancio, somnolencia, irritabilidad e incluso pueden sufrir y provocar accidentes de tráfico. Además sus relaciones laborales y personales se ven afectadas negativamente y su salud se puede ver mermada. Según la seriedad del insomnio puede ser leve, por el cual el individuo afectado sufre un pequeño deterioro en su calidad de vida; cuando es moderado comienzan a aparecer síntomas como irritabilidad,fatiga y ansiedad, es aquí cuando el insomnio comienza a repercutir de forma más acusada en los afectados. En el estadio más fuerte del insomnio, de corte grave, la calidad de vida de los individuos que sufren problemas de sueño se reduce en mayor medida. Dormir bien no es solo fundamental para el cuerpo, sino también para el alma. Cuando dormimos dejamos a un lado las preocupaciones que nos afectan.