El insomnio está mal visto

Confesar que se duerme mal está mal visto. Provoca un gesto en el interlocutor de rechazo, como si fuera contagioso. Lo contrario pasa si no se ha descansado porque se ha "empatado" la fiesta con el trabajo, entonces es posible que te lleves una palmadita a la espalda. Pero si la perimenopausia te dificulta dormir, o si las preocupaciones se empeñan en martillearte la mente sobre la almohada, entonces se te mira con pena, con compasión, con miles de refranes y de consejos caseros, pero con poca disposición a ayudarte si apenas puedes mantenerte en pie en el trabajo, o si te cuesta conducir para ir a recoger a la prole. El insomnio no es una excusa para que sigas rindiendo y cumpliendo con lo que se espera de ti. Si no has dormido, mala suerte, haberte ido de fiesta.