Editorial: Plaza & Janés, 2019
Traducción: Carlos Milla Soler
Luke Ellis, un niño superdotado de 12 años es secuestrado y llevado a El instituto, donde se encuentra con otras personas en su misma situación.
Cuando se han leído varias novelas de un autor (y Stephen King tiene muchas) es tan fácil encontrar similitudes con la obra anterior como difícil resulta que sorprenda o dé la sensación de que ha escrito algo diferente en cualquier aspecto.
Son característicos del autor temas como la amistad entre adolescentes (inevitable mencionar It) o los personajes con poderes ( Carrie), a veces víctimas de instituciones, nacionales o internacionales, con fines malignos ( Ojos de fuego)..., lo que da lugar a pocas sorpresas y apenas dificultades para deducir casi todo lo que va a pasar mucho antes de que los protagonistas lo vivan. Y son más de seiscientas páginas...
Y es que mantener a un personaje huyendo durante varios capítulos mientras otros le persiguen carece de emoción e intriga para quien conozca las convenciones del género: es evidente que todos esos personajes se encontraran en determinado lugar y con ciertas personas, o toda la primera parte (El sereno) se convertiría en un texto inútil, sobrante, algo impensable en un autor con tanta experiencia.
Si Tim Jamieson primero, y los habitantes de DuPray junto a él después, parecen protagonistas durante unas breves páginas, debido a todos los detalles que se dan sobre ellos, pronto se hace evidente que son meros secundarios destinados a tener su protagonismo al final de la historia.
Es Luke Ellis el verdadero protagonista, mientras que el resto de sus compañeros cumplen sus respectivos roles, desde interés romántico a víctimas o colaboradores necesarios para el desarrollo de la historia. Lo mismo sucede con el personal de El Instituto, personajes entre la indiferencia, la crueldad, la justificación de lo que hacen como si creyeran que es por un bien mayor, etc... Las caracterizaciones son bastante tópicas, sin dejar lugar a la sorpresa o la originalidad: cada cual lleva a cabo el cometido que se le intuye desde que aparece en escena.
Los temas que trata el autor (la amistad, el poder, las manipulaciones de los poderosos en la sombra) podrían tener su interés si no fuera porque, como ya se ha indicado son recurrentes en las novelas de King, y ni siquiera se tratan con especial profundidad, al punto que determinadas revelaciones no solo no sorprenden, sino que ni siquiera impresionan.
En resumen, El instituto no es la mejor novela de su autor, ni la más original (parece un refrito de buena parte de su obra anterior), ni siquiera la más entretenida, perjudicada por un exceso de texto irrelevante y sin contenido, y un final soso, convencional, anticlimático, decepcionante. Para incondicionales.
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