Esta frase tan rimbombante, atribuida a Albert Einstein, nos da una idea del importante efecto que puede tener sobre nuestros ahorros la aplicación del interés compuesto. Aunque es uno de los conceptos más sencillos y que primero se enseñan en los cursos de finanzas, mucha gente no cae en la cuenta de su enorme potencial. Veamos cómo funciona…
El interés compuesto consiste en reinvertir los intereses que recibimos de una inversión. Dicho así, parece que esto no tiene demasiada repercusión, pero vamos a ver un ejemplo para comprender su funcionamiento: Supongamos que tenemos 1.000 € y los invertimos en un depósito de un año de duración a un interés del 4% (en nuestro ejemplo no vamos a considerar los efectos de los impuestos y la inflación para simplificar los cálculos). Al cabo de un año tendremos:
1000 x (1+4/100) =1040 €
Es decir, habremos ganado 40 €. Si volvemos a contratar el mismo depósito con las mismas condiciones al siguiente año y por el mismo importe (1.000 €), volveremos a ganar otros 40 € pero, si reinvertimos los intereses del primer año, obtendríamos lo siguiente:
1040 x (1+4/100) = 1081,6 €
Obtendríamos 41,6 €, es decir, 1,6 € más que si no reinvertimos los beneficios. La verdad es que esto no representa mucho dinero pero, si repetimos éstos cálculos durante 30 años, obtendríamos un capital final de 3.243,40 €, habiendo ganado el último año unos beneficios de 124,75 €
Como puede verse en nuestro ejemplo, aunque hemos considerado un capital inicial y unos intereses muy bajos, a medida que pasa el tiempo se nota cómo el efecto del interés compuesto hace aumentar de forma exponencial los beneficios que obtenemos de nuestro capital inicial.
Lógicamente, cuanto mayor sea el interés que seamos capaces de obtener por nuestros ingresos, mayor será el efecto del interés compuesto. Vamos a imaginar que somos muy buenos invirtiendo en acciones y podemos conseguir unos intereses del 20% anuales. ¿Sabéis cuánto dinero tendríamos al cabo de 30 años invirtiendo un capital inicial de 1.000 €? 237.376.31 €. Parece increíble, ¿no?
De los cálculos anteriores puede deducirse la fórmula general del interés compuesto, con la que podemos calcular rápidamente todos los supuestos que queramos:
Cf = Ci x (1 + i /100 ) ^ n Siendo:
Cf=capital finalCi=capital iniciali=tasa de interés en %n=número de períodos (años en nuestro ejemplo)
Observando esta fórmula, podemos ver cómo el capital final aumenta exponencialmente con el tiempo. Es decir, cada año que pasa se acelera más el incremento de nuestro capital. Por esta razón, para aprovecharnos del interés compuesto, es importante que empecemos a invertir lo antes posible. Además, cuanto mayor sea nuestro capital inicial, mayor serán nuestros futuros ingresos y, si podemos invertir al cabo de los años otras cantidades provenientes de nuestro ahorro, los ingresos se multiplicarían.
Si aplicas la fórmula del interés compuesto al capital que tienes ahorrado, introduciendo un interés anual que sea realizable, y te planteas un plan de ahorro de manera que puedas invertir cada año más capital, seguro que en menos tiempo del que te imaginas puedes estar en condiciones de dejar de trabajar. Si además, siempre con prudencia y sentido común, eres capaz de introducir apalancamiento en tus inversiones, los resultados pueden llegar a sorprendente. Te invito a que hagas todos estos cálculos…