
Uno se pregunta porqué gustan tanto estas historias de mafiosos. Y posiblemente sea por la ambiguedad moral de ese mundillo: criminales que se comportan como tales pero que se rigen de acuerdo a unos códigos que, aún repudiables, son coherentes. Lo que yo llamo "malos molones". Osea, el crimen organizado bajo el barniz idealizador de la ficción literaria y cinematográfica. De hecho, desde el resumen de la cubierta sabes que vas a conocer la historia de un matón retirado, y sin embargo, te tiene ganado desde el primer momento. Además, a su discurso no le falta cierta razón en alguna de sus reflexiones: ¿Sabes porqué el gobierno quiere suspender el crimen organizado? Porque le hacemos la competencia.
Dos puntales del género, Robert de Niro y Michael Mann, llevan tiempo dándole vueltas a la adaptación para la gran pantalla de esta novela. El invierno promete.