Decir que Paco Roca es bueno sería una insensatez por mi parte. Ya lo han dicho todos, los que saben. Yo no sé, sólo sé lo que me gusta y lo que no; como en el vino, como en el cine (lo sé, me gusta el cine raro). Y aunque sé que no voy a descubrir a Paco Roca a nadie -Premio nacional de Ilustración, autor de la archiconocida “Arrugas”- sí quiero defender que hay mucho Paco Roca antes de Arrugas (2007), y mucho Paco Roca después, como es el caso, con El invierno del dibujante (2010).
Mucho Paco Roca en El Invierno del Dibujante
Puedes leer El Invierno del dibujante en dos horas, pero a mí me costó dos días. Cada viñeta captaba mi atención descubriendo detalles en primer, segundo y tercer plano. Como cuando te sumerges en un tomo de Tintín, de Hergé. Debo confesar que he aprendido más sobre la cultura china o maya leyendo a Tintín que en el colegio. En el caso de El Invierno del Dibujante, aprendes sobre una época de España y cómo se vivía aquí hace tan sólo una generación. Los detalles están en los muebles de una editorial, el gesto de una esposa abnegada, detrás de la barra de un bar… Y los colores, desde el gris de la posguerra española al amarillo de la luz que entra a raudales iluminando la esperanza y la ilusión de cuatro dibujantes que se atreven a decir NO cuando otros agachaban la cabeza… y hasta aquí puedo “leer”.
Otros libros de Paco Roca
En el tiempo que he tardado en escribir este post he leído también Memorias de un hombre en pijama (2011) y El Faro (2005), ambas altamente recomendables, cada una en su estilo: la primera muy cachonda y para todos los públicos, la segunda más seria, más profunda. Os recomiendo que os acerquéis a cualquiera de las novelas gráficas de Paco Roca y os sumerjáis en sus mundos imaginados, pero que tocan la realidad de una manera vibrante, emocionante.
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