Revista Opinión

El Irrepetible Mundo De Lo Real

Publicado el 19 febrero 2019 por Carlosgu82

Daniel Sebastián Rosero Vela

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El irrepetible mundo de lo real
Dismorfo se crea
Deambulando se encuentra
Y en su real queda.
Lacan conceptualizaba al sujeto –recién nacido- como “cachorro humano”, queriendo con el denominativo aclarar la característica natural de la persona, es decir, eliminando de él o ella aquel innatismo psicosociobiológico con el que algunos teóricos concuerdan y se abre paso a la repercusión del intercambio con el entorno (a través de diferentes objetos y elementos significados y simbolizados). Se es humanos en tanto animales socializados, en otras palabras, dependiendo del nivel de intercambio con el entorno será la constitución y el  actuar en el mundo. Se vive entonces en un mundo físico y metafísico, de lo que existe y de lo que se observa en la existencia del elemento yaciente en la condición material dispuesto a la significación e interrelación con otro.

“La socialización primaria termina cuando el concepto del otro generalizado se ha establecido en la conciencia del individuo” (Berger P. y T. Luckmann, pág. 6).  El por qué estos autores plantean lo anterior es algo que se desarrollara al transcurrir el texto, por ahora es suficiente entender que la subjetividad aprensionada no es más que el progresivo construir de una identidad establecida en la interrelación individuo-sociedad, sujeto-otro, “nada”-“todo”; las innumerables maneras de recrear esa interrelación permite la singularidad que se posee. Se es sujeto en sociedad o con sociedad, esto dependiendo los niveles de demanda y normas éticas –de la política natural humana- que se tienen respecto a esa matriz. ¿Cómo se da la socialización? Se entiende que dentro la especie humana existe herramientas obtenidas por el intercambio con el mundo natural, permitiendo diversos hechos constructores de su  actual papel –hablaría mejor de repercusión- en el mundo.

El lenguaje ha sido el mayor edificador y potencializador de procesos internos, dados por el órgano biológico (voz, señas, mirar) empleados, que se fueron moldeando en el devenir vital de la especie. Ahora tiene todo un conjunto de ideas y juicios que lo segrega y limita, proveniente desde los primeros difusores de ideas que han limitado la libertad para el imaginario del mundo. Se necesita la parametrización del mundo, por fines homeostáticos al parecer.

Así se limitan las formas en las que el ambiente se da a conocer para el cachorro humano. Ha sido organizado o administrado por fases dependiendo el fluir de procesos como el avanzar en el tiempo ( y sus implicaciones en el sujeto), fenómenos sociales que ocurran en el momento, ciclos ambientales y todo lo que puede conformar una realidad, además de la “patologización” de lo existente que es una de las compulsividades de aquella ralea animal.

En la socialización primaria de la que hablan Berger P. y T. Luckmann se encuentra la base de entrada a la sociedad ya que el descubrimiento, o mejor, primeros conocimientos del mundo de lo material para el infante están allí. Todos los elementos coetáneos tienen su esencia y la forma en cómo ella se expone es lo que percibe otro del objeto, en otras palabras, no conocemos el elemento, solo la figura (imagen) que fue reflejada de la primera producto del acto reciproco de comunicación y formación de vinculo sujeto-sujeto.

En un principio, la discapacidad que posee el bebé para procesar la total complejidad que frente a sus ojos se encuentra, hace necesario la existencia de una extensión que habilite la exploración en este nuevo entorno. La herramienta, cual esclavo de lo “virgen e inocente” que el bebé contiene, se ofrece para insertarle desde las pasiones más bellas al nuevo orden. El evento se hace factible por los facilitadores para la comunicación, elementos en común; entra a jugar un papel importante el signo y el símbolo. Siguiendo los planteamientos de Saussure, el signo es lo que demuestra un elemento mientras que el símbolo es lo que representa y significa para los sujetos. Benveniste (1974) La naturaleza del signo es arbitraria porque no tiene con el significado “nexo ninguno  en la realidad” (pág. 50) Entonces se crea un juego entre los involucrados, donde se construyen, mientras uno le aporta visiones y nociones a partir la forma de ser de uno de ellos, inconscientemente realizando un estudio fenomenológico, la otra busca donde depositar toda la carga libidinal que yacía en ella blanqueándose a sí mismo a partir del intercambio y descubrimiento constante ocurrido dentro de los diversos sistemas habituados habilitados por medio del acto comunicativo.

Ese proceso ocurrido en la infancia y adolescencia principalmente, según hablan Berger y Luckmann  seria “la socialización primaria”: “La socialización primaria crea en la conciencia del niño una abstracción progresiva que va de los “roles” y actitudes de otros específicos, a los “roles” y actitudes en general” (1986, pág. 3).  Allí ya ha finalizado el primer proceso, “su formación dentro de la conciencia significa que ahora el individuo se identifica no solo con otros concretos, sino con una generalidad de otros, o sea, con una sociedad. (Berger P. y T. Luckmann, pp 3-4).Volviendo al lenguaje, el gran colonizador de la naturalidad humana, este abarca la generalidad de otros y del Otro dándole forma a la figura construida, con el fluir de la historia y sus momentos, de cada quien en conjunto. La muerte de la unidad se da al aceptar e involucrarse con la multiplicidad “in sola humana vigorem, duplex cultus et hominid” [1].
“El orden social, si bien no es un orden natural en el mismo sentido en que lo es, por ejemplo, el orden en que los órganos están dispuestos en un cuerpo particular, debe su existencia misma a una característica de la naturaleza humana. Debe su existencia a la especial adaptabilidad y flexibilidad que diferencia la dirección de los comportamientos humanos del animal” (Norbert, E. pág. 59)
Sin querer alagar las características humanas ni mucho menos, solamente se sirve de aquello para demostrar la relevancia de la conmoción causada por la introyección de lo social y la partida desde esta para el mantenimiento de la persona en el entorno que habita procurando “lo mejor para sí” teniendo como base o macro-estructura etérea la transformación social, como realidad objetiva, para impactar en lo que ahora se implantaría en su nuevo yo y las instancias que modoficarian la percepción y vivencia de tal realidad convencionalizándola en ciertos factores.

Se adentra en la sociedad en tanto realidad del otro, de lo objetivo y de lo material. Los fines que traen a un cachorro humano al mundo serán desde la relación que este obtenga con la herramienta primera, que gesto, hasta la última reflexión post acto, todo desde la sistémica, la confluencia de los sistemas que dan origen y fin a la especie humana, su realidad.

Referencias

Benveniste, E. (1974). Naturaleza del signo lingüístico. Problemas de lingüística general, 1, 49-55.

Berger, P., & Luckmann, T. (1986). La construcción. Social de la realidad.

Elias, N., Schröter, M., & Barbero, J. A. A. (1990). La sociedad de los individuos: ensayos. Ediciones 62.

Bibliografía

Eco, U., & Cantarell, F. S. (1994). Signo. Barcelona: Labor.

Freud, S., & Fuertes, P. C. (1985). Compendio del psicoanálisis. Tecnos.

Peirce, Ch.  Lecciones sobre el pragmatismo. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1978

Saussure, F. D. (1979). Naturaleza del signo lingüístico. Curso de lingüística general, 127-145.

[1] Humano simple en vitalidad, doble en homínido y cultura.


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