El pasado lunes, hacia media tarde, la ciudad de Ammán se cubrió de arena. Es un fenómeno llamado “Jansinie” (o por lo menos así entendí que le llamaban) por el cual el viento arrastra polvo del desierto y lo desplaza cientos de kilómetros. Algunos de los granos de arena que por tuve la suerte de respirar incluso procedían de las dunas de Arabia Saudí, tierra del profeta. Si es que, si Mahoma no va a la montaña….
El caso es que no deja de ser algo curioso. Algún otro día ya habíamos visto algo semejante, pero el de esta semana fue el más intenso hasta la fecha.
Por lo que he leído, en otros lugares del Golfo estas tormentas son bastante molestas, no solo por la violencia del viento, sino porque provocan accidentes de coche, ciertos aparatos se estropean y demás. Aquí no deja de ser algo incómodo que te agobia un poco cuando subes escaleras y que te obliga a recoger la ropa tendida a toda leche sino quieres volver a tener que lavarla.
En fin, que mientras esperamos una tormenta de arena de las buenas, os pongo un par de fotos que saqué desde nuestra azotea. Lo que parece niebla es el polvo, y aunque tampoco es nada del otro mundo, pues ahí queda.
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