Este jardín funciona como una antirrepública de Platón. De hecho, Jardín y República, más allá de la historia, actúan como dos personajes históricos transhistóricos; por un lado, la microcomunidad resistente, la sociedad que se separa de la sociedad en la sociedad; por otro lado, la máquina, el Leviatán alimentado por individualidades, subjetividades, particularidades que producen una colectividad en la cual se ahogan las singularidades. Epicuro o Platón, ¡la alternativa sigue siendo actual! (…) Epicuro propone una comunidad filosófica construida sobre la amistad: la filosofía no es exclusividad del gobierno de los otros, sino de quien solo aspira al imperio sobre sí mismo. No un poder sobre los otros, sino una potencia sobre la construcción de sí mismo mediante la cual también se realiza el grupo. Los hombres se codean con las mujeres, los ricos se mezclan con los pobres, los jóvenes frecuentan a los viejos, los ciudadanos filosofan con los metecos, los hombres libres comparten el tiempo y el espacio con los esclavos: no puede haber comunidad más igualitaria y libertaria... En la República, el individuo existe por la colectividad; en el Jardín, la comunidad solo existe por y para él.
Michel Onfray, 2004La comunidad filosófica: manifiesto por una Universidad popularEditorial Gedisa, Barcelona, pág. 23.