En el casco antiguo de Valencia se encuentra una casa muy especial. Es pequeña y casi parece una decoración de la pared, pero esto tiene su explicación al considerar quienes la cruzan: los gatos.
El escultor tuvo la idea de construir una fachada en el agujero por el que los gatos entran al patio, con techo, balcón y fuente de mármol incluidas; un auténtico lujo, vamos, aunque seguramente los turistas lo aprecien más que los propios gatos.
En la fachada de la casieta hay una inscripción que dice: “A la memòria dels cuatre gats que quedaren al Barri del Carme l’any MXCIV. Mai se les va a sentir un miau més alt que altre” (“A la memoria de los cuatro gatos que quedaron en el Barrio del Carmen en el año 1094. Nunca se las va a sentir un miau más alto que otro”). Esta hace referencia a la llegada del Cid Campeador y su victoria sobre los almorávides; ya que al contrario que los árabes, quienes apreciaban mucho a los gatos, para la iglesia católica eran criaturas del demonio.
El barrio del Carmen alberga algunas de las maravillas arquitectónicas de Valencia; y tanta atención merecen los monasterios y las torres como esta pequeña joya.