El pasado sábado fui a ver la película "Joker", después de tanta insistencia, por parte de muchos, en que tenía que verla. Me pareció una película muy bien hecha, pero más con respecto a sus formas y despliegue de medios, que en su fondo. No me pareció una película que transmitiera tanto, que su mensaje me resultara realmente sustancial o valioso. El aspecto más positivo de la película es el de ayudarnos a comprender como los daños del entorno social y de los traumas infantiles influyen en la génesis de un trastorno mental, en una persona determinada. Está muy bien su lado reivindicativo y de denuncia social. Pero la película, por otra parte, parece poner de manifiesto que es necesario un desenlace hacia la malignidad y la destructividad, ante tanto sufrimiento. Afortunadamente este no es el recorrido de la mayoría de las personas que atraviesan tales padecimientos. Con esta historia podemos caer en el error de considerar que las personas con traumas y un entorno social adverso u otros trastornos mentales han de acabar siendo necesariamente violentas. Aunque esto pueda suceder en contadas ocasiones, afortunadamente, la mayoría de las personas que sufren situaciones traumáticas e injustas no se vuelven violentas, a pesar del intenso sufrimiento que atraviesan. En algunos casos incluso nos encontramos con que se acaban volcando en ayudar a otros, a pesar del dolor tan intenso que han vivido; desarrollando una intensa sensibilidad ante el sufrimiento ajeno. Pues lo vivido tan duramente les hace comprenderles mejor. Conocen cual es el camino del dolor y quieren hacer algo por aliviar el de los demás.En el caso del Joker nos encontramos con todo lo contrario. Y lo peor es que podemos acabar pensando que su salida es legítima y justificable. Me parece que, aunque podamos ir comprendiendo la evolución del personaje, en muchos momentos ésta resulta forzada e irreal. Hay cambios de registro que resultan bastante poco creíbles, por su brusquedad. Esos cambios parecen querer convencernos de la idea de que vivir ciertas cosas necesariamente tuviera que llevarle a un gran egocentrismo y a una violencia cada vez mayor. En la película vemos que Joker encuentra una salida a su sensación de no existir y de no ser visto, a través de la identificación con la violencia. La situación en la que acaba matando impulsivamente y por propia supervivencia, a tres personas en el metro, le aporta una identidad y un protagonismo que parecen salvarle de su no existir, a través del nuevo personaje con el que se identifica. Un personaje que le aporta sensación de existir para los otros, a pesar de que exista como un despiadado asesino. Cuando una persona, como el Joker, experimenta un gran vacío de ser, muchas veces por una profunda carencia de amor en la infancia o por situaciones traumáticas, el mecanismo de supervivencia puede ser la construcción de un “personaje” ficticio en la mente de uno, que parece hacerse visible para otros. Este es el mecanismo del narcisismo. Pero ese “yo” falso es finalmente un tirano que se adueña de la mente de quien le acoge, que se apodera de la psique de una persona débil e incompleta. Ser “algo”, aunque sea de mentira, puede ser más fácil que tolerar la limitación y el vacío de no percibir quién o qué se es. Podemos ver esto bien reflejado en el Joker. En él podemos ver como, al no ser capaz de percibir su propia existencia, se siente sumamente gratificado cuando después de matar a tres personas se vuelve famoso, aún a costa de ser un criminal. Esa identidad se confunde con la del payaso del que estaba disfrazado y acaba tan identificado con ella que prefiere expresarse como ser malvado, antes que dejar de existir. Situación que se complica aún más por el protagonismo creciente que va logrando, pues así parece existir para muchos otros más. Esta situación es parte de lo que le aferra aún más al personaje a través del cual tiene la sensación de existir y de ser al fin visto por tantos otros. Lo que, a su vez, es cada vez más un mayor gran impedimento para conectar consigo mismo y con los demás. El personaje Joker le aleja cada vez más de sí mismo y de su propio dolor. Y arrastra a otros seres perdidos y desorientados que se identifican con él. Otros seres que encuentran identidad y poder a través de una violencia que parece legitimarse en nombre de la justicia.Al final el mensaje de la película me resulta desesperanzador. Pues el Joker no se encuentra a sí mismo, ni se libera de su profundo dolor. El Joker se autoengaña cada vez más al caer en la ficción de un personaje violento que le aporta protagonismo. Una situación que le permite separarse más del dolor que necesitaría sanar, y que, finalmente será causa de más dolor para sí mismo y de sus semejantes. Esta es la dinámica del narcisismo más maligno. En él, quien lo padece se queda enganchado en una ficción violenta y destructiva que le aporta identidad y protagonismo, en la que egocéntricamente los demás acaban siendo solamente instrumentos para tener más poder, y más protagonismo. Tanto éxito de una ficción como esta da que pensar. ¿Será que resulta estimulante a tantos atrapados en un mundo insatisfactorio porque han llegado a creer que la salida heroica es la de la exaltación del propio narcisismo?
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