Título: El juego de la oca
Autor: Fran J. Marber
Editorial: ECU (Editorial Club
Universitario)
Páginas: 294
Precio: 15,80€ (papel); 3€
(digital)
Sinopsis: Se pueden contar por miles
los peregrinos que cada año recorren el Camino de Santiago con la
intención de visitar al santo apóstol. Y lo hacen ignorando que ese
sendero por donde ahora transitan perteneció siglos atrás a un
oscuro ritual de sacrificios paganos. Lo que todos conocemos como El
Juego de la Oca, ha logrado llegar hasta nuestros días bajo el
formato de un inocente entretenimiento infantil, cuando en realidad
lo que oculta es un ancestral rito iniciático que los antiguos
maestros canteros medievales trataron de mantener vigente. Por tanto,
cada una de sus siete pruebas: los puentes, la posada, el pozo, el
laberinto, los dados, la cárcel y la muerte, ha existido y tiene una
ubicación real en varios de los pueblos por donde transcurre la
mítica “ruta francesa” que va desde Roncesvalles hasta
Finisterre. En el año 1965 se produjeron en el norte de España una
serie de misteriosos asesinatos que quedaron sin resolver. Unos
crímenes que pudieron estar relacionados directamente con los
sacrificios que el olvidado “Camino de la Ocas” exigía a quien
osase transitarlo. Ahora, treinta años después, los hechos se
repiten, y tendrá que ser un joven inspector de policía quien deba
perseguir a la mente trastornada que tratará de revivir ese macabro
juego. Siete pruebas, dos adversarios y un tablero de juego real.
Cuando comencé a leer este libro no sabía muy bien qué esperar de él. Por un lado, la novela parte de una premisa muy interesante: uniendo crímenes con un antiguo ritual pagano que ha llegado hasta nosotros en forma de un juego para niños. Pero al mismo tiempo, no había leído nada del autor, ni ninguna reseña sobre alguno de sus libros, y con este argumento es bastante fácil fastidiar un libro. Basta con que haya una mala ambientación (ya que al estar encuadrada la novela en el Camino de Santiago es necesario pasar por muchos sitios), que la investigación se desarrolle con incoherencias o con lentitud o que tenga un desenlace que peque de fácil u obvio para que esta buena idea se eche a perder. A pesar de que esta novela tiene algunos fallitos, no puede más que alabarse el interesante punto de vista que nos muestra el autor sobre lo que creemos que es tan solo un juego. Desde luego, espero leer algo más de Fran J. Marber en algún momento.

Fran J. Marber
La novela, como se ha comentado, se desarrolla en torno al Camino de Santiago, por lo que aparecen numerosos pueblos y ciudades, donde se harán efectivas las muertes y las investigaciones. En este punto estoy plenamente satisfecha. Fran J. Marber consigue recrear todos los lugares, con las descripciones precisas. En el caso de las descripciones de monumentos, cristaleras o cualquier otro tipo de manifestación artística, se le añaden, en ocasiones, fotografías que no está de más ver. Es curioso ver cómo van encajando las piezas del juego de la oca con la geografía de la zona, y esta es una de las cosas que más me han gustado. Se ve que el autor ha tenido una gran labor de investigación por detrás para lograr darle forma a esta novela.Esta investigación sobre los asesinatos perpetrados la llevará a cabo nuestro protagonista, Álvaro Moret, del que poco a poco, y con cuentagotas, iremos conociendo su vida en profundidad. Otro punto a favor es la forma en la que el autor ha conseguido introducirnos la historia de Moret, dejando de contarla cuando tienes la miel en los labios, para retomarla luego en el momento preciso. A pesar de que esto dota al protagonista de un gran trasfondo, eso no quita que no tenga algunos fallos. Para empezar, a veces actúa de una forma poco creíble, haciendo ciertas cosas que explicará páginas después, lo que va creando sensación de improvisación. Un ejemplo de esto es cuando dispara a cierto personaje y en cierto modo se nos hace creer que ha errado en el tiro, y hasta varios capítulos más tarde no nos enteraremos de que realmente él estaba apuntando a donde la bala dio. El resultado es la típica frase que suena a excusa: “no, si yo realmente estaba disparando allí...”. Eso sucede varias veces. También se involucra, en ocasiones, demasiado rápido con los otros personajes. La historia con Lola me la trago fácilmente, pero, por ejemplo, la de Ester ya no. Y terminando la lista de fallos de este personaje se encuentra el hecho de obviar varias pistas con motivos poco coherentes, como el de descartar a la asesina como mujer porque, según Moret, una mujer no puede transportar sola un cadáver a una gran distancia; o el descartar que actúen dos personas porque, y cito textualmente, “nadie en su sano juicio ayudaría a nadie de esa calaña”. En mi opinión, ambos argumentos carecen de sentido. Aunque por otra parte también es verdad que se dan en muy contadas ocasiones.
Aún así, la investigación y la trama policial está muy bien llevada, y te mantiene en vilo por saber qué es lo que está ocurriendo, y cómo terminará todo finalmente. Hay varios tipos de novelas policíacas, pero yo siempre distingo entre dos: aquellas en las que tienes a todos los sospechosos en la novela, en forma de personaje primario o secundario, y sabes que alguno es el asesino; y aquella otra en la que el asesino no forma parte de la novela, sino que es el antagonista, generalmente un demente, alguien ajeno al mundo real. Personalmente prefiero las primeras, aunque en este caso me ha gustado la forma que tiene el autor de conectar ambas tendencias.
Por último, la forma de resolverlo todo es bastante creíble, y desde luego es un buen final. Al comienzo el protagonista nos habla de esas habitación llamada tristeza donde todo acabará, aunque hasta las últimas páginas no sabremos realmente que pasa.

¿Y vosotr@s? ¿Habéis leído el libro? ¿Lo pensáis hacer? ¿Estáis de acuerdo con la reseña? ¿Por qué? ¡Nos leemos!
Poy
