Pues la boda de mi hijo, y las muchas horas de aburrido avión, me dan para pensar sobre esa relación sin fondo que es la pareja. Hay en ella un factor muy etéreo e impreciso que es el amor. Embriaga. Es una droga. No creo que haya etapa más bonita de nuestra vida que aquella donde estamos “loquitos por…”. Y mi consejo a los jóvenes es siempre el mismo: es un momento temporal y siempre caro, pero disfrútalo a fondo y sin hacerte preguntas.
El amor crea, sustenta y salva una relación. Es como el mar de fondo que soporta el barco. Pero el barco no es mar. Se hunde la pareja que piensa que la relación está hecha solo de amor. Porque el barco se construye sobre todo con otros dos tipos de materiales: Necesidad y Poder.
La necesidad puede ser de muchos tipos: económica, afectiva, social, comodidad, seguridad, sexo, tener hijos, etc. Es un pegamento muy fuerte, y según pasan los años, más fuerte se convierte. Suele ser bueno que los dos se necesiten, pues cuanto mayor sea este vínculo, mayor será la estabilidad.
El Poder suele ser la moneda con que pagamos la necesidad. Si tengo mucho poder, recibo más del otro. Por el contrario, si ando escaso y mi necesidad del otro es alta, la situación es trágica. Aquí las combinaciones posibles son dos: una/o manda en todo, o bien se reparten las áreas de forma consensuada.
La primera opción es muy mala. Para los dos. Quien manda mucho, convierte al otro inevitablemente en instrumento, y es difícil amar a un instrumento. La segunda opción, repartirse esferas de poder, es mucho mejor. Los primeros años de vida conjunta creo que se gastan casi exclusivamente en eso: en qué pesas tú, en qué peso yo, y acordemos que eso es así, salvo nueva negociación bien justificada. Definir la Constitución de nuestra “republica de la casa”. El gran problema de los hijos, es que suelen obligar a renegociar los acuerdos establecidos, incluyendo un nuevo jugador que aporta sus dosis de necesidad y poder y reconfigura (para bien o para mal) la estructura.
Muchas parejas se rompen porque intentan soportar la relación en una fuerte pata (amor), y dos desequilibrados y mal planteados y a veces ni reflexionados soportes (necesidad y poder). Aplicando mentalidad empresarial, os dejo este cuadro, para que os valoréis, y me digáis las consecuencias ¿cómo os posicionaríais en esta matriz?
Las conclusiones son fácilmente imaginables. Por ejemplo, si tu necesidad del otro es alta, y tu poder bajo, pues tienes serios problemas… salvo que eso sea lo que te guste, que para todo hay.
Comparar este cuadro, con el que realiza tu pareja, igual os da tema de conversación…aunque declino cualquier responsabilidad personal, moral o legal.