Vetusta Blues. –“El juego de las diferencias”
De pequeño me encantaba observar en los pasatiempos de algunos periódicos el juego de las diferencias. Dos viñetas aparentemente iguales que se distinguían en unos mínimos detalles que el lector debía encontrar. ¡Quién me iba a decir a mí que ahora debería aplicarse este entretenido juego a la arena política asturiana! Y es que desde algún partido político se han empeñado en ligar el futuro de Oviedo con aquello que suceda en Gijón sin darse cuenta o, quizás peor aún, sin querer darse cuenta que son dos realidades bien distintas. Algunas son evidentes: Gijón tiene playa y Oviedo no, por ejemplo. Otras deberían hacerles pensar a esos responsables empeñados en una cicatera globalidad: en Oviedo lleva gobernando desde hace veinticuatro años el mismo partido político; en Gijón hace cuatro que entró una formación distinta a dirigir los destinos de esa villa.
Hay muchas más diferencias entre las dos ciudades, aunque sería prolijo ir detallándoselas. Creo que cualquiera de ustedes encontraría muchas para poder rebatir a esos políticos empecinados en resistirse a los vientos de cambio que han recalado en otras ciudades de España como Madrid o Valencia. Curiosamente, en Madrid ese mismo partido político que se denomina “federal” ha pactado con una agrupación con muchos puntos en común a la que –parece a la vista de los acontecimientos- va a rechazar en Oviedo para mayor gloria del alcalde en funciones. Incomprensible, ¿no? Incomprensible, sí. Todo porque ese acuerdo va ligado a lo que se decida en Gijón. Y aquí es donde uno se pierde. ¿Por qué no ligan el destino de Oviedo al de Madrid ya puestos? Porque este dislate, este pernicioso dislate, permite que en Oviedo sigan mandando los mismos que han hipotecado la ciudad, los que invaden el Campo de San Francisco a la primera de cambio con fiestecillas de alto coste y dudoso gusto e interés, los que contratan con oscurantismo, esos que han llevado a la ciudad a un marasmo económico que los ovetenses llevamos pagando con continuas subidas de impuestos, los que aprovechando un limbo administrativo aprueban once millones de euros en contratos,… Esos que suman una interminable lista de dislates en casi dos décadas y media de mando absoluto en la ciudad. Pues nada, ellos a lo suyo. No contentos con seguir su estrepitosa y constante caída en la ciudad, ahora van a rendirle el último servicio a los ovetenses negando la voluntad de cambio expresada en las urnas. Increíble, pero cierto. Así que nos esperan otros cuatro años, cruciales para la ciudad y su desarrollo de cara al futuro próximo, de rodillo oscurantista y caprichoso.
Si se cumplen los pronósticos en esta tarde de sábado, la FSA volverá a defraudar una vez más a los habitantes de Oviedo en lo que también comienza a ser una larga lista de agravios. Que luego no esperen que la gente perdone y olvide.
MANOLO D. ABADPublicado en el diario "El Comercio" el sábado 13 de junio de 2015