Revista Educación

El juego espontáneo

Por Janet Val Tribouillier
Cuando nos empeñamos en algo, incluso cuando no sabemos cómo hacerlo junto con la pasión por construir algo en equipo, nos impulsa a lograr superar pequeños retos.  Es fundamental encontrar personas o situaciones en el día a día que nos puedan ayudar a afrontar o desarrollar habilidades con optimismo y con actitud constructiva. El juego espontáneoResulta interesante compartir aprendizajes porque no sólo aprendemos de los maestros, sino de otros niños y niñas, así como  de la experiencia misma. Encontramos esto y más en la vida cotidiana de la Escuela combinándose con la organización de otras tareas que refuerzan los juegos simbólicos, la construcción, la plástica o la psicomotricidad. Pero también el patio de juego. Esto permite una atención individualizada y ayuda al maestro a dar mejores respuestas a las características personales de cada niño.Para que el lenguaje cobre un significado y para que la destrezas tengan un sentido han de darse nuevas estrategias, pensamientos, habilidades estas que fluyen detrás de cada pequeño o gran acontecimiento en la escuela. En definitiva necesarios para identificarse con la vida. Podríamos considerarlos como intercambios que hacen que la escuela sea un lugar dinámico y que los conceptos sean visibles constantemente. Así como los vínculos que se establecen unidos a la comunicación; el reconocimiento que subyace de la mirada del maestro frente a las acciones de nuestros niños.
El juego espontáneoEl valor del juego espontaneo y su estética en este caso espontánea, simplemente es en si mismo una maravilla, es un ofrecimiento efímero cargado de un pensamiento o más, unidos a varios símbolos en acción.“La cultura humana brota del juego y en él se desarrolla” J. Huizinga.“Experiencia Estética y Arte de Participación: Juego, Símbolo y Celebración”. por Javier Abad Molina.

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