Una niña que peina a su muñeca, el niño que realiza figuras con plastilina, aquel que golpea con la escoba en el suelo una y otra vez...están practicando la actividad más importante de la infancia: el juego. Jugando el niño se comunica con el mundo, expresa sus fantasías y temores, se divierte, se relaciona y aprende.
Por lo tanto, siempre tiene sentido jugar, no es una pérdida de tiempo y hay que fomentarlo para ayudar a nuestro hijo en un desarrollo sano.
El juego es una actividad libre y espontánea que nos permite verificar el buen funcionamiento físico, mental y emocional del niño. Cuando un niño está enfermo o se siente triste, pierde las ganas de jugar. Al recuperarse, de nuevo surgen los juegos y confirmamos que todo marcha bien.
Las actividades extraescolares de los niños
A veces, los padres en su intento de ayudar en el desarrollo de sus hijos y capacitarles de la mejor manera, buscan actividades extraescolares de todo tipo. Desean que su hijo sea lo más completo posible y se olvidan de dejar tiempo para el juego, aquella actividad extraescolar que desarrolla las capacidades físicas y psicológicas más importantes.
En ocasiones, simplemente llevando un rato al niño al parque para que juegue con otros niños estamos colaborando en su desarrollo mucho más que si lo tenemos en casa repasando las tareas escolares.
Beneficios del juego:
Se realiza ejercicio físico. Jugando se ejercitan los músculos y articulaciones.
Se descargan sentimientos positivos y negativos.
Se socializa y se trabajan las habilidades sociales.
Se desarrolla la imaginación y la creatividad.
Se trabaja la psicomotricidad ayudando en la adquisición de la escritura, lectura y cálculo.
Se trabaja la coordinación, equilibrio y orientación en el espacio.
Se aprenden a compartir y tolerar frustraciones.
Cualquier juego con el que el niño disfrute es válido para practicarlo y debemos darle la misma importancia que a cualquier otra actividad extraescolar.
El juego espontáneo entre amigos es un ensayo de la vida adulta, se ponen en marcha las habilidades relacionales que harán del niño un adulto sano en su relación con los demás.
Jugar tiene muchos beneficios, incluso más que ir a muchas clases extraescolares de aprendizaje
Jugar al escondite, al pilla pilla, a las canicas, al tranco, a indios y vaqueros o a inventar pócimas mágicas...son ejemplos de juegos en los que existen reglas, roles, creatividad e interacción entre los niños suficiente para compararse con la actividad extraescolar en grupo más elaborada.
Los jóvenes con dificultades en la relación con sus iguales, que muestran timidez o no saben trabajar en equipo a menudo han tenido una infancia en la que no han afrontado relaciones de complicidad y enfrentamiento con los demás. Puede ser por exceso de protección de los padres, por ser hijo único y/o no haberse desenvuelto en contextos sociales de interacción.
En algunos centros escolares se proponen como actividad extraescolar los juegos cooperativos con objeto de conseguir todos los beneficios que mencionamos aunque no hay que olvidar que el hecho de realizarlos en un marco reglado y dirigido resta espontaneidad a la práctica del juego. Lo realmente interesante es dejar libertad al niño para que elija como, donde y con quien desea jugar.