El jueves pasado se suponía que iba a dedicarme a dibujar la nueva página, que lamentablemente sigue retrasada, pero fue uno de esos días en los que me desperté triste, no se por que me pasa solo despierto con mucha tristeza, creo que debo haber estado soñando algo realmente hermoso y que despertar a la realidad resulta muy cruel, si es así no lo se pues no logro recordar el sueño.
En esos momentos no suelo tener ganas de nada o de hacer nada, lo único que me reconforta suele ser chocolates y aplastar los cráneos de zombis virtuales.
Claro que la tristeza es algo que me brota muy fácil, suelo ser tan sentimental que apenas el viento cambia de dirección y ya se me sale la lagrimita, no es broma, trato de controlarme pero hay veces que resulta casi imposible, como aquella vez que iba leyendo "El Alquimista" en el bus y llegué a la escena clímax y no pude evitar el llanto por la emoción, para mi suerte no había casi nadie por la hora que era y pude calmarme antes de bajar.
Hay veces en las que odio esa parte mi, pero no puedo borrarla, soy así y no hay nada que hacer.