Título: El kimono escarlataAutor: Christina Courtenay Editorial: La factoría de ideasAño: 2014ISBN: 978-84-9018-296-3Nº de páginas: 320
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No conocía este libro hasta que me crucé con él hace unos días y tanto su título como la portada hicieron que me parase a investigar un poco más su sinopsis, la cual me cautivó de inmediato e hizo que adelantase su lectura a otras que tenía pendientes. Si bien en principio puede parecer una novela landscape, que tan de moda se han puesto últimamente, una vez leída creo que no encaja del todo en esa definición pues aunque transcurre en un exótico escenario como es Japón, no encontramos en ella las detalladas descripciones de paisajes que caracterizan a estos libros.El kimono escarlata comienza situándonos en el norte de Japón en mayo del año 1611 donde el viejo Yanagihara-san comparte con su señor, Kumashiro-sama, daimio del castillo, la visión que acaba de tener, protagonizada por una mujer extranjera de pelo rojo y que para el anciano supone una amenaza, advirtiéndoselo así a su amo quien no le da demasiada importancia pues es un poderoso daimio a quien una mujer no puede causar ningún daño. Mientras en Plymouth se encuentra Hannah Marston, una joven de diecisiete años a quien sus padres planean casar con Ezekiel Hesketh, un viudo y respetable abogado lo bastante viejo como para ser su padre, por lo que Hannah se niega a contraer este matrimonio a pesar de que es consciente de que poco puede hacer. Es por eso que acaba tomando la decisión de escapar y embarcar como polizón en uno de los buques mercantes en los que su hermano va a viajar a Japón, país con el que su familia quiere establecer tratos comerciales ante los rumores de que hay grandes reservas de plata.
Tras una aciaga y larga travesía, acabarán llegando a Japón donde los problemas de Hannah no encontrarán solución, pues será secuestrada por los guerreros de Kumashiro-sama, quien tiene curiosidad por la mujer que protagonizó las visiones de su mentor y la amenaza que puede suponer para él. De esta manera Hannah comenzará a descubrir un país y una cultura completamente diferentes a las que ha conocido hasta entonces, enfrentándose por otra parte a los sentimientos que poco a poco Taro Kumashiro va despertando en ella.Como veis el planteamiento es muy similar al que siguen la mayoría de novelas que se han encuadrado en este género presentando a una joven europea que se embarca en un viaje para descubrir nuevas tierras. En este sentido no aporta grandes diferencias pero esto no ha supuesto un problema para mí pues me gustan mucho este tipo de historias y, al menos de momento, no me he cansado de ellas.El kimono escarlata comienza con una nota introductoria de la autora en la que nos habla de algunos aspectos de su obra para a continuación dar paso a un prólogo al que le seguirán treinta y nueve capítulos a lo largo de los cuales se irá desarrollando la trama siguiendo un curso lineal. No obstante, durante la primera mitad de la novela los capítulos se irán alternando entre dos ubicaciones espaciales y temporales de tal manera que unos seguirán las aventuras de Hannah, primero en Plymouth y después a bordo del Sea Sprite extendiéndose desde junio de 1611 hasta abril de 1613, y otros la vida de Taro Kumashiro en Japón en el mismo periodo. Para ayudar a que el lector no se pierda con estos cambios, antes de cada uno aparece señalada tanto la ubicación como la fecha en la que nos vamos a situar, por lo que la lectura se sigue con facilidad y una vez rebasada la mitad de la novela la trama se centra en lo que sucede con la pareja protagonista en Japón por lo que ya no serán necesarias estas indicaciones.El relato corre a cargo de un narrador omnisciente en tercera persona del pasado y Christina Courtenay emplea un estilo fluido, claro y preciso, que resulta cercano al lector y agradable de leer. Los diálogos son abundantes lo que proporciona agilidad a la narración y como os decía anteriormente, la autora no se extiende en detalladas y minuciosas descripciones, pero sí las pinceladas necesarias para que tengamos una visión clara de lo que Hannah se encuentra al llegar a Japón.Hannah Marston y Taro Kumashiro forman la pareja protagonista y el eje central de la novela se desarrolla en torno a ellos a pesar de que aparezcan secundarios que de una manera u otra influyen en sus vidas. Son dos personajes que Christina Courtenay ha dibujado con acierto, dando lugar a dos atractivas personalidades con las que el lector empatiza desde las primeras páginas. A nivel de evolución es Hannah quien más sorprende con el cambio operado pues en los primeros capítulos descubrimos a una joven un tanto inmadura, con escasa confianza en si misma y con un espíritu rebelde y soñador gracias al que se atreverá a emprender una aventura que la llevará lejos de su familia, obligándola a madurar y a enfrentarse a nuevas y en algunos casos peligrosas situaciones. Un punto a destacar es el retrato que la autora hace de ella pues en lugar de encontrarnos con la joven hermosa a la que todos los hombres admiran, Hannah es una joven que no destaca especialmente por ninguno de sus rasgos físicos, únicamente por su pelo rojo que en Japón causará gran impacto.
Aunque Christina Courtenay nació en Inglaterra, a los dieciséis años se trasladó junto a su familia a Japón, un país cuya cultura y paisajes la fascinaron, por lo que sus primeras novelas las ha ambientado en él. Desde mi punto de vista su propia experiencia es la que ha permitido a la autora reflejar a través del personaje de Hannah las dificultades, emociones e impresiones que supone para una persona adaptarse a esta cultura, aunque sea en una época diferente.Por su parte, Taro Kumashiro es un hombre poderoso y puesto que es un daimio está acostumbrado a obtener todo lo que quiere. Si bien tiene una faceta que demuestra que es un guerrero valiente y un señor importante, justo y autoritario, en otros momentos deja ver su lado más tierno y afectuoso, mostrándose como un hombre protector, cortés, amable, atento y cuidadoso que se gana nuestro aprecio desde la primera toma de contacto.Junto a ellos figuran varios personajes cuya función se limita a un papel secundario, sin llegar a estar plenamente desarrollados ni protagonizar líneas argumentales secundarias. Entre ellos destacan por su carácter bondadoso Hoji-san, el cocinero japonés que ayudará y protegerá a Hannah a bordo del Sea Sprite, enseñándola japonés y convirtiéndose en grandes amigos y confidentes; la cuñada de Taro, Reiko, una mujer vil, envidiosa, orgullosa y arrogante, el capitán Rydon o Jacob, el hermano de Hannah.Un aspecto importante en este tipo de novelas es el contexto histórico en el que se desarrollan. En este caso nos situamos en Japón en el siglo XVI y en una nota introductoria la autora nos indica que aunque es una historia ficticia, está inspirada en las aventuras de William Adams, un inglés que se convirtió en el protegido del shogun Tokugawa Ieyasu. A lo largo de las páginas Christina Courtenay va integrando los hechos reales con la ficción, tomándose en algunos casos ciertas licencias para encajarlos como la llegada del Clove, el barco de la Compañía Británica de las Indias Orientales, a Japón para obtener acuerdos y privilegios comerciales del shogun. El comercio es un aspecto muy presente en El kimono escarlata al centrarse en unos años en los que se empiezan a desarrollar los acuerdos comerciales con Japón, siendo el propio William Adams una de las figuras que aparece indirectamente en el relato. Junto a este punto también conocemos su forma de vida, las costumbres de la época, las leyes impuestas por el shogun, la estructura de la sociedad, la forma de vestir y peinarse, las comidas o la distribución de sus viviendas, ofreciendo en conjunto una visión muy completa que aumenta el atractivo de la novela. Además gracias a la relación establecida entre Hannah y Toru tenemos acceso a conocer el contraste y las diferencias entre una cultura y otra, poniendo de manifiesto los puntos más interesantes de ambas y analizando los conflictos generados al tomar decisiones que son contrarias a la forma de pensar de una u otra sociedad. Podemos señalar que Christina Courtenay ha realizado un buen trabajo de documentación para ambientar su novela, consiguiendo además integrar toda esta información de forma natural de tal manera que la lectura no se haga pesada y el lector se sienta atraído por descubrir tanto los escenarios como la forma de vida de este país y periodo.El kimono escarlata resulta una lectura interesante tanto por este contexto histórico como por analizar la relación entre un hombre y una mujer con culturas tan diferentes como la oriental y la occidental. La autora desarrolla un romance que tiene todos los elementos para conquistar al lector pues junto a los dos carismáticos personajes que lo protagonizan nos encontramos con escenas cargadas de pasión, dulzura y sensualidad, todo ello bajo la influencia de los prejuicios y la sociedad que los rodea.Por todo ello creo que El kimono escarlata es una obra con la que disfrutarán tanto los seguidores de las novelas de paisaje como los aficionados al romance. Un relato repleto de aventuras, amor, pasión e historia que nos traslada a un exótico escenario y que está protagonizada por dos carismáticas figuras que tendrán que hacer frente tanto a sus sentimientos como al choque de culturas. Por lo que he podido ver en la página de la autora, este libro tiene una continuación que es The Gilded Fan, protagonizada por otra generación, aunque no se ha publicado en nuestro país, por lo que espero que la editorial se anime a hacerlo pronto.
FUENTES: imagen autora aquí ------------------------
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