Revista África

El laberinto de la ausencia (1): concatenación. 11.01.11

Por Chemacaballero

Llevo desde el día 2 de este mes sin fumar, debe ser por eso por lo que estoy tan nervioso. No sé cuanto duraré esta vez, porque a mí, de vez en cuando, me dan ventoleras y dejo el cigarrillo, pero luego, al cabo de seis meses o un poco más, lo retomo sin ninguna causa aparente.

   Esta no es la excusa que buscaba para volver a escribir. Me había tomado un descanso y durante este tiempo algunos amigos –no muchos la verdad- me pedían que no cerrase el blog. Pero me faltaba motivación con él, no sabía de qué escribir.

   No es que ahora ya lo sepa, sigo igual de perdido, pero esta última semana se han precipitado toda una serie de acontecimientos que han llegado de improviso, rompiendo la rutina que me había impuesto. Esta especie de conspiración fortuita me  ha hecho entender que tal concatenación de encuentros con eje en Sierra Leona, no podía suceder por pura casualidad. Por lo que me he imaginado que era una especie de mensaje, la señal que esperaba para volver a sentarme al ordenador.

   A raíz de la primera llamada telefónica que recibí, tuve que viajar a Madrid ya que por  allí pasaba, solo por unas horas mi amiga Raquel Rico (con la que tanto compartí en Sierra Leona). Compartimos un par de amigos y unos mojitos mientras nos poníamos al día de nuestras vidas y de amistades comunes. Luego me llamó Alex, desde Vigo, para anunciarme que este viernes, día 15, inicia su viaje que todos los años le lleva desde su ciudad hasta Freetown en furgoneta: un par de meses desafiando desiertos, selvas y amenazas de secuestro. ¡Me dio tanta envidia! También recibí una llamada inesperada de Manuel Viejo, hermano de San Juan de Dios, médico del hospital de Lunsar: compartí unos vinos con él y con Juan Carlos Rumbero (médico que trabajó en Lunsar) que también se acercó, en un mesón de la calle de Espoz y Mina, cerca de la Puerta del Sol. Como buenos catetos habíamos quedado en el Oso y el Madroño. Manuel nos contó que  al día siguiente regresaba a Sierra Leona: otro ataque de envidia. Otra sorpresa: una llamada de Daher, el cónsul honorario de España en Freetown, también estaba de paso por Madrid y quería que nos viéramos.

   Y después están las efemérides que se avecinan: mañana, 12 de enero, se cumplen 9 años del final de la guerra en Sierra Leona y en abril, el día 27, ese país celebrará el 50 aniversario de su independencia.

   Demasiadas coincidencias que no podía dejar pasar de largo. He visto en ellas la señal que esperaba para volver a escribir, así que, si todo va bien y el tiempo no lo impide, intentaré publicar un nuevo post cada semana para hablar de África y de mi ausencia.

   Acabo de escuchar a Akron, el cantante senegalés afincado en Estados Unidos, que describe muy bien a su continente. Con él empezamos:

Still you don’t know/ The land is so gold and green/ The place is so fresh and clean/ And everyday I water my garden/ Tell me if you feel it deep in your heart/ This place is so cool and nice/ Visit once, guaranteed to visit twice/ And if you just believe in the most high/ I know you’ll be all right

Todavía no  lo conoces/ la tierra es tan dorada y verde/el lugar es tan fresco y limpio/ Todos los días riego mi jardín/ Dime si lo sientes dentro de tu corazón/ este lugar es tan fresco y agradable/ Si lo visitas una vez volverás/ Y si crees en el Ser Supremo/ sé que te encontrarás a gusto.

   

  


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