El laberinto de la ausencia (11): esto no es irak.

He de confesar que estoy confundido y por más que le doy vueltas al asunto no termino de aclararme. Nos dicen que esto no es Irak, que aquí no hay foto de las Azores, que se trata de una intervención (no se atreven a llamarla por su nombre: Guerra) justa, legítima y necesaria, que tiene como objetivo la defensa de los derechos humanos y la libertad, que se actúa para defender a los civiles… y yo, que soy ontológicamente increyente, no termino de creérmelo.

La resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que permite la intervención en Libia está fundada sobre la conocida como Doctrina de la Responsabilidad de Proteger (RdP). Se trata de un principio de reciente creación, asumido por la mayoría de los países miembros de Naciones Unidas en 2005, que establece que los estados tienen la obligación de proteger a sus poblaciones frente al genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes contra la humanidad. Cuando estos gobiernos permanezcan al margen o sean parte activa de esos crímenes, entonces la comunidad internacional tiene la responsabilidad de intervenir para proteger a los civiles.

El principio en sí está muy bien, se trata de un hito más en la historia de la humanidad para acabar con la impunidad de los criminales y junto a instituciones como el Tribunal Penal Internacional quiere poner fin a situaciones como las que se dieron en Ruanda o Srebrenica, por ejemplo.

   Todo lo que vaya encaminado a proteger vidas es muy loable, claro que la pregunta que me surge ahora es ¿por qué la comunidad internacional decide intervenir en Libia? ¿Por qué Francia, Reino Unido, Estados Unidos, España, Italia… envían aviones y barcos de tan buena gana a ese país en este momento concreto? ¿Y por qué no hacen lo mismo con tantos otros países?

Un ejemplo de países en los que se dan las mismas condiciones que en Libia para aplicar la doctrina de la Responsabilidad de Proteger es Sudán del Sur donde a pesar del referéndum el gobierno del norte sigue masacrando a la población del sur. O el este de la República Democrática del Congo donde miles de civiles mueren y cientos de mujeres son violadas bajo las narices de las fuerzas de seguridad de Naciones Unidas. Y no hablemos del último conflicto surgido en el continente africano: Costa de Marfil donde mueren civiles y se producen cientos de refugiados.

Por eso no entiendo las decisiones que toma la comunidad internacional. Sigo diciendo NO A LA GUERRA, porque esta nunca soluciona nada y hace que los que más sufran sean, una y otra vez, los últimos y los débiles, mientras que los ricos y los poderosos siempre aumentan sus patrimonios con el negocio de la muerte. Gadafi lleva décadas oprimiendo a su gente ¿por qué no se hizo nada antes?

   Una situación como la de Libia se podría haber evitado si la comunidad internacional no se hubiese dejado manipular por los intereses de las grandes petroleras, si no hubiéramos hecho a Gadafi socio prioritario de nuestro comercio de armas, si no le hubiéramos dado dinero y cerrado los ojos para que su policía eliminase y torturase a todos los africanos que intentaban alcanzar las costas europeas…

Mientras intento aclararme o vislumbrar la luz os dejo escuchando una canción de Papa Wemba,  uno de los artistas más famosos de la República Democrática del Congo. La canción se titula Kaokokokorobo y reproduce el lenguaje de los criminales y pandilleros de la calle. Empieza con una oración al dios de los pandilleros (Kaokokokorobo) para que les dé la fuerza que necesitan para matar y poder robar a la gente de la calle. No sé, pero tengo la impresión de que no solo los pandilleros rezan a Kaokokokorobo.