Acabamos de estrenar un nuevo verano que nos inunda de luz y calor. Me cuesta mucho sobrellevar el frío de este destierro europeo y por eso, en esta época, me siento renacer. Ahora que los días son largos y las noches sofocantes apetece pasear y quedar con los amigos a refrescarte con una cerveza bien fría.
Como todos los años por estas fechas, en los medios de comunicación aparecen noticias sobre África occidental y el tráfico de drogas. Imagino que se debe a que ahora que la estación de las lluvias empieza a coger fuerzas por allí será más fácil para los traficantes manejarse sobre el terreno y pasar desapercibidos o despistar a la policía
Justo ayer, día 21, mientras recibíamos al verano, se reunía la WACI en Dakar, capital de Senegal, y en ellas, el director de la Oficina de la ONU para las drogas y el crimen (UNODC), Alexandre Schmidt, advirtió que los traficantes utilizan cada día medios más sofisticados, incluso submarinos, para el transporte de la mercancía. También dijo que han descendido las cantidades de droga incautadas por la policía en esa región, lo cual no significa que el tráfico disminuya sino que cada vez está más profesionalizado. Se calcula que este negocio mueve un mínimo de 800 millones de dólares al año, en la zona.
WACI son las siglas en inglés de la Iniciativa para la Costa de África Occidental, una oficina patrocinada por la UNODC, la Interpol y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Este grupo tiene como objetivo el hacer frente al creciente problema del tráfico ilegal, del crimen organizado y del consumo de drogas en cuatro países de la región: Guinea Bissau, Liberia, Sierra Leona y Costa de Marfil.
Los últimos estudios revelan que el tráfico de drogas ya no es algo que simplemente toca las costas de la región en su camino hacia Europa desde América latina, como ha venido sucediendo hasta hace prácticamente no mucho.
Poco a poco, bandas organizadas africanas han ido entrando en el negocio y controlando parte de él. Es decir, que han surgidos carteles de la droga locales, posiblemente encabezados por mafias nigerianas, que ya llevan años participando del negocio, y a los que se han ido uniendo otros en los distintos países del África occidental.
Esto supone un gran desafío para los estados de la zona, que son, por lo general, muy frágiles y afrontan múltiples retos. La entrada en juego de bandas delictivas bien organizadas y que poseen impresionantes medios económicos, no cabe duda de que representa una grave amenaza para la estabilidad de la región.
Además, ha surgido un mercado local de cocaína. Según el mismo Schmidt, en 2010 se consumieron en la región más de 13 toneladas de drogas. Esto no ha de sorprender porque desde hace años se ha ido notando un aumento de la demanda de cocaína en la zona. Ya se sabe que esta no podía tocar las costas de la región sin que algo de ella se quedase por allí.
Para poner fin a esta entrada he seleccionado música un poco menos clásica que la de las semanas anteriores y, también, más desenfadada, como corresponde al verano. Viene de Nigeria y el video muestra la vida en la calle de una ciudad que puede ser cualquiera de África occidental. Habla de un niño que vende Plantain en el mercado. El Plantain es el banano o plátano que se come frito o cocido. El cantante se llama Timaya, la canción, lógicamente, Plantain Boy.