El pasado mes de marzo ya hablábamos de los estragos que la pesca española está haciendo en África. Hoy quiero insistir en el asunto porque acabo de leer el último informe de Greenpeace sobre este problema: Cómo África alimenta a Europa. La UE (sobre)pesca en África Occidental.
El documento no dice nada que no supiéramos ya, y es continuación de los presentados en 2001 y 2006 sobre el mismo tema, pero da mucha información y vuelve a denunciar el saqueo que los barcos pesqueros europeos, la mayoría de ellos españoles, están realizando en las costas de África occidental.
Dice el estudio que debido a la sobrepesca realizada en aguas europeas, los barcos de los países miembros de la UE han tenido que buscar nuevos caladeros por todo el mundo, y, como consecuencia de ello, están pescando en las aguas de algunos de los países más pobres de la tierra.
Es muy interesante leer los datos sobre España y sus barcos que vierte el informe, con nombres y datos concretos.
La Unión Europea ha firmado acuerdos de pesca con varios países de África occidental: Cabo verde, Costa de Marfil, Gabón, Guinea, Guinea-Bissau, Mauritania y Santo Tomé y Príncipe. Hasta 2006 también tenía acuerdos con Senegal, pero estos no se volvieron a renovar debido a que el banco pesquero senegalés también presenta muchos problemas por la sobrexplotación a la que ha sido sometido.
Greenpeace denuncia que mientras la Unión Europea defiende que sus acuerdos de pesca aseguran la transparencia de las actividades pesqueras en la zona, los barcos europeos no respetan las normas de la Política Común de Pesca (CFP, en sus siglas en inglés) de la propia organización. La CFP determina, entre otras cosas, las cuotas de captura que corresponden a cada país miembro y de esa forma, dice, ayuda a la regeneración de los océanos. Esta política común ha sido acusada de deteriorar los mares más que de ayudarlos.
¿Cómo es posible que los barcos europeos no respeten esas normas y sigan recibiendo ayudas y subvenciones? Fácil, aunque las compañías propietarias de los buques sean europeas y los beneficios de esas empresas se registren en Europa, los barcos navegan con bandera de un tercer país, posiblemente africano, o forman sociedades mixtas en los países donde operan. Por lo cual, sus actividades no caen bajo el control de la CEP, aunque sus capturas se vendan en el mercado europeo y, por tanto gran parte del pescado que consumimos en nuestras casas provenga de ese saqueo. Esto es lo que se conoce como capturas irregulares o no registradas (IUU).
Gracias a las denuncias de activistas como Greenpeace, se ha registrado un pequeño progreso en esta materia, pero todavía este tipo de actividades IUU supone una pérdidas de más de mil millones de dólares al año, para los caladeros de esos países subsaharianos.
Cada día es más difícil para los pescadores africanos, ganarse la vida pescando con sus técnicas tradicionales. Además, la sobrexplotación de los mares hace que cada vez escasee más la pesca, privando a la población local de una fuente tradicional de proteínas, al mismo tiempo que provoca un continuo aumento del precio del pescado.
En este asunto, además de los gobiernos europeos, los gobiernos locales tienen mucho que decir y deberían unirse para imponer condiciones de pesca más justas a estas empresas europeas.
Terminamos con un clásico, Ismael Lo y su Tajabone. Música relajante después de toda la rabia e indignación que crea leer estas noticias.