No me ha sorprendido nada como ha reaccionado Gadafi a las manifestaciones y protestas de los libios: disparando, con aviones y helicópteros, contra su propia gente. El presidente de Libia es una de las personas que, posiblemente, ha cometido más crímenes contra la humanidad y violaciones masivas de Derechos Humanos. Solo que la hipocresía de Occidente y el doble baremo que suele aplicar, ha hecho que nadie se atreva, hasta ahora, a llevarlo ante un tribunal internacional de justicia y se le reciba, con honores, en las capitales europeas y africanas, permitiéndole plantar su jaima, donde le viene en gana. No olvidemos que Libia tiene mucho petróleo y que empresas occidentales, como Repsol entre otras muchas, tienen grandes inversiones allí, o que el 12% de las importaciones españolas de petróleo vienen de ese país. Gadafi merecía haber sido juzgado, por ejemplo, por el Tribunal Especial para Sierra Leona o por el Tribunal Penal Internacional.
Él está detrás de la mayoría de las guerras que han asolado el continente africano en las últimas décadas y se ha beneficiado de las riquezas de esos países. Su gobierno creó, en los años 1980, un programa que entrenaba a grupos revolucionarios africanos para ayudarles a lanzar movimientos de “liberación” en sus países. Entre los que recibieron formación allí se encuentran Foday Sankoh y los primeros miembros del RUF sierraleonés o Charles Taylor y su grupo de rebeldes liberianos.
Ya lo dijo el primer Fiscal jefe del Tribunal Especial para Sierra Leona, David Crane, en su discurso de apertura de los juicios contra el RUF (www.sc-sl.org/LinkClick.aspx?fileticket=E09T72QhNkU%3D&tabid=196):
“Oscuras sombras llegaron, a través de la frontera, un cálido día de primavera, el 23 de marzo de 1991. Endurecidos rebeldes entrenados por agentes extranjeros de Liberia, Libia y Burkina Faso.
Estos rebeldes eran sierraleoneses y liberianos asistidos por las fuerzas especiales libias. Entre sus objetivos estaban los campos de diamantes del este de Sierra Leona. Su fuerza motriz era las riquezas y el control conjunto de una empresa criminal que se extendía por el norte y occidente de África, por el Mediterráneo, Europa y Oriente Medio. Los diamantes de sangre son el hilo conductor que une esta empresa infernal. El imperio supremo de las armas reinaba”.
El informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sierra Leona (www.sierra-leone.org/TRCDocuments.html) también reconoce la responsabilidad de Gadafi, en el conflicto sierraleonés. Prueba que el RUF recibió ayuda financiera de Libia y, por tanto, concluye, que este país contribuyó al caos y a los desastres de Sierra Leona. Por eso la Comisión pide que el gobierno libio, y sus colaboradores en la región, Costa de Marfil y Burkina Faso, reconozcan públicamente el papel jugado en la promoción y financiación del RUF. En particular, la Comisión insiste en que el gobierno de Libia contribuya con dinero al fondo creado para las Víctimas de la guerra y que apoye, también con dinero, diversas iniciativas de reconciliación que se llevan a cabo en Sierra Leona.
Por último, la Comisión pide que el gobierno de Libia colabore con el de Sierra Leona y las Naciones Unidas para poder encontrar las distintas cuentas bancarias y otros bienes que el RUF adquirió durante la guerra. La Comisión suplica, de manera particular, a los gobiernos de Libia, Costa de Marfil, Burkina Faso y Liberia que asistan, sin reservas, al gobierno de Sierra Leona en esta tarea. Y sugiere que el dinero y los bienes recuperados sean transferidos al Fondo para las Víctimas de la guerra.
A pesar de todas las recomendaciones y acusaciones, el gobierno de Sierra Leona, la ONU y la Comunidad internacional no han hecho mucho por satisfacer esta petición de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. La han ignorado hasta el punto de que el gobierno sierraleonés recibió a Gadafi con plenos honores en sus varias visitas a Sierra Leona, llegando, inclusive, a concederle, en 2009, el titulo de Miembro de honor del Parlamento de Sierra Leona. Signo claro de la indiferencia del gobierno ante el dolor y sufrimiento de las víctimas sierraleonesas.
Podéis encontrar mucha más información sobre el tema en el libro “Los hombres leopardo se están extinguiendo” (si se me permite hacer algo de publicidad subliminar). Espero que si Gadafi, finalmente, es derrocado, inshalá, sea llevado ante la justicia internacional.
Os dejo con un vídeo de Fela Kuti, uno de los clásicos de la música nigeriana, padre del afrobeat. Perseguido políticamente y encarcelado por su protesta contra la dictadura militar nigeriana. Por cierto, este éxito de 1968 se llama Waka-Waka…