¿En qué pensaba el general MANUEL GUTIÉRREZ DE LA CONCHA, el 8 de noviembre de 1841, cuando al galope en su caballo huía de Madrid a Torrelaguna?, quizá en su padre del que siquiera se podía acordar, gobernador de la provincia de Tucumán (Argentina), que fue fusilado durante las revueltas independentistas de 1810, por lo que su madre con sus cuatro hijos pequeños volvió a España, a sus raíces y algunas de éstas estaban en Torrelaguna, aunque Manuel hubiese nacido en 1808, en Córdoba del Tucumán de esa Argentina aún por poco tiempo española.
Sí, en algún momento de la huida pensó en su padre y que no quería morir fusilado como él.
El día anterior había participado en un golpe de estado fallido junto al general DIEGO DE LEÓN para derribar la Regencia del general ESPARTERO, que acumulaba cada vez más poder, intentando nada menos que secuestrar a la niña princesa que llegaría a ser la reina ISABEL II y a la que en el fondo Espartero tenía también secuestrada y separada de su madre MARIA CRISTINA, exiliada trás su corta regencia después de morir el rey.
Su compañero de armas el general Diego de León, después de las horas de tiroteo en el Palacio Real y viendo que lo tenían perdido escapó a caballo de Madrid pero fue seguido por una tropa de húsares que lo alcanzaron en Colmenar Viejo, siendo fusilado seis días después.
Los pasos de Manuel se pierden en Torrelaguna, según las averiguaciones militares para el Consejo de Guerra que se le debía instruir, donde una tropa de militares sabiendo dónde iban fue a su captura y acercándose al ayuntamiento requiriendo al alcalde por si sabía algo de él o le había visto, éste dice que sí, que con un empleado suyo debe haber ido a ver sus tierras. Pero ya estaba camino a Florencia donde se exilió, no volviendo a España hasta dos años después cuando ya Espartero su gran enemigo estaba en horas bajas y sería obligado a dejar de ser el regente y exiliarse también.
Manuel siguió participando ampliamente en la política española y gozando de los favores de la ya reina Isabel II, pues la madre de está vió con buenos ojos ese intento de secuestro, que le nombraría Marqués del Duero y murió mucho después en 1874, con 66 años y una bala en el corazón durante un enfrentamiento con los carlistas en los preliminares del ataque a Estella, al que como buena fama de estratega y militar que tenía, le habían pedido que se reincorporara en el cuerpo de mando del ejército.
Muerte del Marqués del Duero (Montemuro, 27 - 6 - 1874). Cuadro pintado por Joaquín Agrasot y Juan, en 1884.
Por último como muestra de su relación con el pueblo, en el que residió en temporadas, existe en documentos históricos, una instancia dirigida en su nombre al director general de la Administración Militar de fecha 15/2/1865, solicitando la cantidad a la que se tasó el arreglo de su casa en Torrelaguna, que sirvió para Hospital Militar.
Por las fechas este hospital improvisado fue para los soldados enfermos que vigilaban a los presos por la construcción de la presa del Pontón de la Oliva, tiempo en el cual se dieron bastantes epidemias.