El lado bueno de las cosas (Un final feliz), Mathew Quick

   Tenía ganas de leer este libro desde la reseña de Carol, que lo puso por las nubes, así que contuve las ganas de ver la película para hacerlo después. Un sábado que no tenía nada que hacer, decidí empezarlo. Y lo terminé ese mismo día. No es un libro muy largo, y además engancha bastante, así que en unas 6 horas me lo leí. 
   Creo que me va a resultar bastante difícil hacer esta reseña por todo lo que me ha transmitido este libro, lo mucho que me ha gustado, pero voy a intentarlo. La estoy escribiendo además cuando todavía hace mucho calor, porque sé que si espero a los meses de frío, a que pase el verano (que ya habrá pasado cuando la publique), se me olvidará todo y será peor. 
   Pat Peoples acaba de salir de lo que el llama el lugar malo. Su madre ha conseguido convencer a todo el mundo de que está capacitada para cuidar de él y es que Pat es... especial. Durante todo el libro sabemos que pasa algo, pero no sabemos el qué hasta prácticamente el final, pero Pat intenta ser el marido ideal para su mujer, Nikki, a la que no puede ver hasta que termine el período de separación. Por si no fuera bastante con todos los problemas que tiene, Pat sufre amnesia, así que hay fragmentos de su vida que no recuerda. Especialmente, hay ALGO que no recuerda y de lo que nadie quiere hablarle. 
   La relación con sus padres es extraña. Su madre le cuida como si fuera un niño de diez años (y a veces, Pat realmente lo parece, o como mucho, un adolescente de 15) y su padre no le habla. Ven los partidos de los Eagles juntos y eso, poco a poco, les va uniendo. 
   La novela está narrada en primera persona por Pat, y nos cuenta todo lo que le va pasando: la situación peculiar que hay en su casa, como retoma la amistad con su amigo Ronnie, las visitas al genial doctor Patel, su psiquiatra, y cómo conoce a la cuñada de Ronnie, Tiffany, una chica muy, muy extraña. Es un libro del día a día, en el que Pat nos va contando las cosas que le preocupan, lo mucho que echa de menos a Nikki y lo que está dispuesto a hacer para recuperarla. 
   Es una novela muy íntima, casi como espiar el diario de alguien. Llena de sentimientos y muy profunda, que termina calando en el lector. Es muy fácil sentir empatía por Pat, porque, como digo, es como un niño. Me ha gustado no saber qué le pasaba hasta casi el final porque eso hace que no quieras soltar el libro. 
   La única pega que le pongo es que me ha destripado varios libros que quería leer. Una de las cosas que Pat hace para ser mejor marido para Nikki es leer los libros que ella siempre le recomendaba. Las aventuras de Huckelberry Finn, La letra escarlata, El gran Gatsby... Y te los cuenta enteritos. 
   Pero, pese a eso, esta novela me ha encantado. Cuando la terminé, me quedé con una sensación muy extraña porque muchas partes me dieron mucha pena, pero otras me calaron muy hondo. Desde luego, es un libro que, al menos a mí, deja huella. ¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!