Revista Coaching

El lado oscuro de la EFQM

Por Óscar Gracia Oliván

El lado oscuro de la EFQM

Justo hoy, en la víspera de todos los santos, el Sr. Lucas da el pelotazo y vende a Disney los derechos de la saga de Star Wars. Uniendo los dos conceptos se me ha ocurrido pensar si existe “el lado oscuro de la EFQM”. ¿Realmente la aplicación el modelo redunda siempre en beneficios? Igual que cualquier otro elemento de la naturaleza, ¿en exceso puede provocar daños?, ¿Qué riesgos se asumen en una iniciativa de mejora en la gestión?…

 

No tardaré ni una línea más en concluir que el Modelo EFQM es sin-nin-gu-na-du-da una referencia más que válida para mejorar la gestión y, en consecuencia convertir nuestra organización en una entidad más competitiva y diferente. Un día de estos hablamos sobre cómo.

 

Lo que sí que es cierto es que he visto (y me costa que más de uno/a de vosotros también) varios casos de “EFQMitis” que, como cualquier enfermedad, debe ser prevenida, y en su caso, diagnosticada y tratada.

 

A continuación 4 casos singulares (…del último año)…

 

Vigorexia EFQM

Todo debe estar documentado, medido, con objetivos, desplegado de manera planificada, revisado con creatividad, …algo así como come cada día 5 piezas de fruta, anda 3 km, bebe dos litros de agua, duerme 8 horas, …, y reza tres Padre Nuestro….

Evidentemente, un buen uso del modelo, como él mismo propone, es centrar la gestión en los aspectos clave, repito, clave. Ni os imagináis los Mapas de Procesos que hay por ahí que se quedan obsoletos antes de finalizarse.

Posible tratamiento: para empezar, un buen Equipo Guía (de peso) que discrimine el polvo de la paja y vele por que las soluciones sean transversales.

 

Obsesión por la belleza

Veeenga a trabajar cuestiones “que aportan puntos”, incurriendo en costes de perfeccionamiento innecesarios, o lo que es peor, hacerlo por la simple razón de que es importante para el reconocimiento tal o cual.
Aunque EFQM aporta (especialmente en los procesos de obtención de un Sello de Excelencia o Premio Europeo) un estímulo que dinamiza y cataliza el cambio en la gestión de las Organizaciones, está claro que centrarnos sólo en el reto de un trofeo y ver el medio como un fin, no aporta mejoras sostenibles sino “de plástico”

Posible tratamiento: Involucrar (más aún) a las áreas de la cadena de valor de la Entidad que sienten de cerca la respiración del mercado.

 

Miopía EFQM

“¿Pero esto de EFQM no es la ISO?…¿Esto no lo lleva el/la de Calidad?”. Y mil y un argumentos más de que este es un tema que le sirve a otros para mejorar. Las personas con mando no visualizan las mejoras, o en su caso, las identifican como algo ajeno a su realidad.

Posible tratamiento: Integrarlos en las varias etapas (siempre de manera eficiente); que vean lo que consiguen y participen en su diseño, por ejemplo, dando ok a determinados enfoques con un análisis de riesgos.

 

Resaca del día D+1

Yupiiiii ya tenemos el reconocimiento EFQM (generalmente de alto nivel) y, tras el merecido champan, los nuevos enfoques definidos, desplegados y revisados pierden fuerza. Las personas no aplican las nuevas propuestas de gestión, quizás por “el esfuerzo de implantación”. Ojo, que todos llevamos un lio…

Posible tratamiento: Tras el informe de evaluación y con la información del diagnóstico propio es vital tener definida la ruta de continuidad. Discrimina lo realmente implantable teniendo en cuenta el ritmo de la Organización de manera real. Obvio pero pocas lo hacen,..

 

En fin…no pretendo hacer el vademécum EFQMita, pero seguro que tenéis más síntomas identificados…


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