La recuperación del sector inmobiliario en Lanzarote, es evidente, debido principalmente a la recuperación económica, así como a la reactivación del empleo y al aumento del turismo mayormente en canarias han propiciado este impulso. Ana Fernández directora comercial de hormicasa.es ha declarado que : "España es un país de propietarios y siempre se ha preferido la compra a un alquiler aunque la mentalidad está cambiando un poco. Y si a esta premisa le añadimos las inversiones masivas en viviendas vacacionales y segundas residencias realizadas por extranjeros, que siguen viendo en nuestro país un gran potencial, y que se decantan por las islas como lugar de residencia, especialmente, por el clima sin olvidarnos de los que nos eligen por turismo sanitario".
En cuanto a los motivos, desde Hormicasa.es lo tienen claro. "Sencillamente se debe a la ausencia de viviendas disponibles, por no hablar de la bolsa de viviendas vacías y de la fuerte demanda, que hacen que los precios se disparen. Añadido a esto, nos encontramos ante la sobrevaloración de precios por parte de los propietarios que ponen una vivienda en venta en un mercado en plena recuperación", y añaden. "Asimismo la falta de producto en ciertas zonas hace que los propietarios vuelvan a inflar los precios".
El perfil de comprador conejero es variado, según señalan desde la inmobiliaria Hormicasa. "Están los jóvenes (entre 25 y 35) que quieren comprar su primera vivienda; los jubilados y las parejas que han decidido aumentar la familia. En el caso de los jubilados, buscan viviendas más pequeñas y céntricas para afrontar la vejez y en el caso de los últimos, con la llegada de los niños, aparecen nuevas necesidades y buscan viviendas de reposición. Luego están los compradores de una segunda residencia para disfrutar del clima primaveral de la isla y el pequeño inversor que invierte sus ahorros en el ladrillo y que ha visto en el alquiler vacacional una mina".
La necesidad de vivienda en Lanzarote no es ningún secreto. Durante el último año ha sido frecuente que la falta de vivienda impidiera aumentar la mano de obra en algunas zonas de la isla e incluso que la gente se viera obligada a compartir casa para poder aceptar un trabajo.