Cuando el hombre volvió se dio cuenta de que su coche ya no estaba. Muy preocupado puso una denuncia a la policía por el robo de su coche.
Al día siguiente sorpresivamente su coche apareció limpio aparcado frente a su casa con el depósito lleno de gasolina y con una nota escrita:Disculpe por haber tomado su coche ayer, lo necesitaba porque tenía una emergencia. Perdóneme; quiero compensar la molestia que pude haberle causado, por eso en el asiento del piloto le he dejado dos entradas para que vaya a ver el fútbolmañana a las nueve de la noche.Cuando el dueño del coche leyó la nota se quedó pensativo por un momento hasta que finalmente aceptó las disculpas del ladrón. Cogió las dos entradas y se fue a ver el fútbol con su esposa.Después de haber disfrutado del fútbol el hombre volvió a su casa y para su asombro la encontró saqueada. El ladrón le había robado todo.PD: En definitiva el hombre había caído en la trampa. Nunca confíes en las palabras de un ladrón.
Autora: María AbreuNo hurtaréis, ni engañaréis,ni os mentiréisunos a otros. (Levítico 19:11)