Revista Cultura y Ocio
"Una noche irreal, estremecida y fabulosa como un cuento de hadas. Así es como la recuerda Clara. El temblor de las lámparas en el salón en fiesta, el vestido de gasa pintada de su madre, el perfume retozón del galán de noche insinuándose desde el jardín, y el mayordomo, un hombre mayor con el pelo blanco, prometiéndole que la llevaría a ver a los gatos si se terminaba el postre".
La recomendación de un librero vale oro y los libros y, al menos en mi caso, es la forma más segura de que me lleve su obra a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, El ladrón de veranos.
Conocemos a Clara, una niña de once años que ha caído bajo el hechizo del carismático Roberto Montenegro, aristócrata y pintor de origen incierto que acaba de llegar a Deauville haciendo gala de fortuna y de amistad con el tío de la niña. Pero cuando conocemos a Clara, está a punto de descubrir el cadáver de Montenegro en un jardín. Ha sido asesinado y con su muerte empezarán a salir a la luz sus secretos, incluida la historia de un cuadro de Velázquez.
Respecto a Clara hay que decir que no solo está fascinada por Montenegro, además se considera su amiga, y más cuando encuentra también una pulsera de cuentas que ella le regaló. Y a partir de este momento despegará la historia de Montenegro en la que se le compara incluso con un ladrón de guante blanco, dudando sobre si acaso lo es, y en la que participa Gabriel, el tío de Clara, y hay una trama de deudas y secretos que llega más cerca de la niña de lo que uno hubiera pensado. Una historia en la que una pareja bastante peligrosa se involucra queriendo tener un cuadro de Velázquez, excusa con la que la autora nos abre una ventana al mundo del arte, las falsificaciones y los trucos y juegos de manos a los que algunos han recurrido y que hará que el lector asienta pensando si tal vez no es posible que en aquella noticia que vio... y ¡zas! ese es justo el punto en el que Soto tiene al lector comiendo de la palma de su mano. Utiliza además una ambientación que roza la teatralidad, no importándole exagerar ademanes o conductas para que su representación teatralizada del verano del 35 en una pequeña villa, incluya amores, traiciones y secretos que se reparten entre niños y adultos para componer un historia cuya lectura me ha parecido particularmente entretenida, amén de tener un punto de originalidad respecto a otras novelas que he leído últimamente. Me ha permitido además ser partícipe de unas escenas que tienen el brillo dorado del cine del viejo Hollywood a la vez que la voz de Clara se iba volviendo más cercana contagiándome de sus sentimientos por quienes la rodearon.
El ladrón de veranos me ha parecido una novela con una temática atractiva y una puesta en escena muy cuidada. La he disfrutado mucho dejándome llevar por sus historias de ambiciones, amores, traiciones y secretos a las que la autora añade un punto de ternura cuando toma la voz su joven protagonista.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.