Este verano tuvimos la suerte de conocer la obra de David de Juan Marcos gracias a una lectura conjunta que realizamos varios blogs, de su anterior novela La mejor de las vidas. Después de unos meses y a través nuevamente de Lidia (de Juntando más letras), se ha vuelto a poner en contacto con los blogs que participamos entonces en la organización de aquella conjunta para la lectura de su nueva novela El ladrón de Vírgenes
EL AUTOR
David de Juan Marcos (Salamanca, 1980) comenzó escribiendo relatos, género en el que ha obtenido varios premios y reconocimientos. Su primera novela, El baile de las lagartijas (2011), recientemente publicada en bolsillo por Harper Collins Ibérica, le sirvió para recibir la beca de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores y fue galardonada con el XXVII Premio Internacional de Novela Ciudad de Valencia Vicente Blasco Ibáñez convirtiéndose pronto en un éxito de público y crítica. Su segunda novela La mejor de las vidas ha sido un enorme éxito de crítica en toda España.ARGUMENTO
Después de quince años de misteriosa ausencia, Andrés Pajuelo regresa a su casa para proyectar el robo de una serie de valiosas obras de arte religioso. Para ello necesitará la ayuda de sus dos hijos, del melindroso prometido de su hija y de un enigmático gigante experto en teología y en arte sacro. Cuando todo parece estar listo para ejecutar el último y más lucrativo de los robos, es acusado de varios asesinatos. Para sorpresa de toda su familia, Andrés reconocerá al instante su culpa ahorcándose en público.El ladrón de vírgenes es una reflexión sobre las mentiras que encierra toda religión y sobre la importancia de la religiosidad en la condición humana. Un análisis sobre los límites de la traición, la lealtad y la fuerza de las promesas. Un certero homenaje a la tradición oral de contar historias.
MIS IMPRESIONES
Son encontradas muertas unas niñas gemelas que habían desaparecido hacía días cuando iban a por agua para que su madre hiciera un dulce. Al cura del pueblo lo han asesinado y el hombre que parece que ser el asesino muere linchado colgado de una de las vigas de la iglesia del pueblo.De esta manera tan intensa comienza El ladrón de vírgenes, para después retroceder en el tiempo y presentarnos a Andrés Pajuelo, un hombre que regresa a su casa después de quince años supuestamente luchando en la guerra, o al menos eso es lo que su mujer había hecho creer a su hijo pequeño, que es quien nos va a narrar esta historia, aunque pronto descubrirá que la realidad era bien distinta.
El ladrón de vírgenes es una historia rural en la que David de Juan Marcos aborda dos temas muy distintos aunándolos en la misma trama: los robos en ermitas e iglesias pequeñas en pueblos dispersos y con poca población pero que guardan obras de arte muy valiosas y fáciles de obtener para luego venderlas a coleccionistas, y la importancia de la religión, de la religiosidad, de los ritos, y de la necesidad del hombre de creer.
Unos temas sobre los que encontraremos una reflexión muy interesante en esta novela y que se plasman, sobre todo, a través de algunas de las conversaciones muy interesantes que mantienen dos de los personajes de esa novela, Cirilo y Julio Ramón Ortega, y que nos darán pie a meditar también a nosotros sobre ellos.
Pero además de lo anterior, componentes de novela de misterio y novela negra, en ella también vamos a encontrar manipulación, odios antiguos, rencores, venganza, codicia, traición, mentira, mucho de lo peor que podemos encontrar en el ser humano.
Y es que David de Juan Marcos no ha creado unos personajes precisamente amables, por regla general son personajes hacia los que vamos a mostrar rechazo en la mayoría de los casos, aunque puede que cambiemos nuestra percepción de alguno de ellos en algún momento a lo largo de la lectura.
Tan sólo Cirilo llegó a provocarme ternura, su pérdida de la inocencia de golpe, el despertar a la realidad y la vida, desmoronándose de pronto la realidad del mundo que lo rodeaba; y Julio Ramón, ese cura grande y descreído que colgó los hábitos, entre otras cosas, por todas las mentiras que ha ido encontrando en la religión que estudió, en la que le hubiese gustado creer, y de la que, por otra parte, reconoce el bien que puede producir en la gente y la importancia que puede tener para los creyentes una imagen, un rito o una reliquia.
En El ladrón de vírgenes vamos a volver a encontrar la que para mí es una de las señas de identidad más características de David de Juan Marcos: su bella prosa, esa que prima por encima de otros aspectos. Un lenguaje rico, un estilo cuidado y muy descriptivo y al que no renuncia aunque a veces la agilidad de la narración se vea algo perjudicada. Una prosa que te lleva a leer por el simple placer de hacerlo, a disfrutar de las palabras, a perderte entre sus letras, llevándonos a pararnos en una frase y otra, y a la vez nos lleva a reflexionar sobre algunos de los temas que nos encontramos durante la lectura.
Hay que señalar que en esta ocasión la lectura no ha sido tan pausada como en la anterior novela que tuvimos entre manos, ya que la intriga que encierra la narración y los giros que van apareciendo hasta llegar a un desenlace totalmente inesperado, en mi caso sobre todo hacía la segunda mitad de la novela, hacen que el ritmo lector se agilice.
Que los diálogos no estuviesen marcados, algo que he echado en falta en algunos momentos, y que en ocasiones se mezclen los de varios personajes en el mismo párrafo, es algo que para mí en un principio resultó un tanto desconcertante, si bien enseguida me acostumbré a ello y en ningún momento me ha entorpecido la lectura.
En conclusión, El ladrón de Vírgenes es una novela en la que David de Juan Marcos nos ofrece una novela de misterio, en la que a través de las reflexiones de los personajes nos hará meditar a nosotros sobre diversos temas, y al mismo tiempo nos hará disfrutar con su bella prosa. ¿Se puede pedir más?