Había bastante trafico pero al final llegamos al lago de vacaciones preferido de los eslovenos, el Lago Bled. Situado a 50 kilómetros de Ljubljana, la capital de Eslovenia. El lago Bled no encabeza ningún ránking por ser el más grande, el más profundo o el más frío, sino por ser uno de esos lugares que bien podrían guardarse en un pequeño cofre del tesoro para disfrutarlos en pareja y reservarlo para escapadas románticas con encanto.
El lago Bled toma su nombre del pueblo al que baña con sus aguas, un pequeño asentamiento mesolítico de gran importancia en el Medievo que cuenta con algo más de 5.000 habitantes. El pueblo en sí no destaca demasiado frente a otros como Ptuj o Maribor, pero por el contrario, el lago sí acapara todas las miradas de la región por dos principales motivos: el Castillo de Bled y la Iglesia de la Asunción.
El Castillo de Bled corona el lago desde un acantilado a 130 metros de altura. Entramos en los interiores del recinto donde hay un museo que nos transportó a la época medieval. Después salimos a la terraza y disfrutamos de las vistas del exterior, impresionantes: un paisaje poblado de bosques y, al fondo, los Alpes Julianos.
Una vez visto el Castillo cogimos el coche y dimos una vuelta al lago, hasta el extremo opuesto del castillo. Allí dejamos el coche en un parking bastante grande de tierra y nos fuimos a una pequeña playa alojada en el lago. Decidimos visitar la iglesia que hay en la isla en el centro del lago y para ello alquilamos una barquita de remos.
En cuanto a la Iglesia de la Asunción, el principal atractivo es que está construida sobre una pequeña isla en el medio del lago a la que es posible acceder por barco. Disfrutar de este paseo al pie de los Alpes fue una de las experiencias más románticas que nos ofreció este pequeño rincón llamado Bled.
Recorrimos en poco tiempo la isla y visitamos la iglesia. La tradición eslovena dice que si un recién casado puede cargar en brazos a la novia y llevarla a lo largo de los 99 escalones que les separan de la iglesia de la Asunción, el matrimonio será afortunado, debo decir que la rampa de escaleras es bastante pronunciada. Nos dijeron también que si conseguíamos hacer sonar las campanas de la iglesia por tres veces, nuestros deseos serán cumplidos.
la Iglesia de la Asunción
Llegó la hora de comer y aprovechamos lo bien que se estaba en la playa del lago para hacer un picnic, “mala idea“, recordar si algún día vais, la playa esta llena de avispas y si tenéis comida !!preparaos!!
Continuamos nuestra ruta y llegamos a la capital de Eslovenia, Ljubljana. Tiene cosas que recuerdan a Ámsterdam: sus canales, su tranquilidad, la gente paseando en bicicleta, pero también otras que la asemejan a una ‘pequeña Praga’, con una arquitectura
sumamente elegante que se descubre a ambas orillas del río Ljubljanica, mezcla sabia de modernismo centroeuropeo con edificios clásicos. Incluso no faltan las comparaciones con las ciudades austriacas de Graz y Salzburgo, o, por su ambiente juvenil, con cualquier otra ciudad universitaria europea. Puentes que en varios tramos enlazan las dos orillas del río, plazas recoletas y, sobre todo, callejones en los que se esconden agradables cafés, cervecerías y cuidadas tiendas donde ir recalando a cada paso.Nada mas llegar nos topamos con un original mercadillo que se extendía por la orilla de rio. Aprovechamos para ver y comprar algunos imanes y recuerdos. Después llegamos al centro de la capital, la plaza más importante de la ciudad, la plaza Preseren, donde pudimos aprecia la fortaleza que vigila la ciudad. Nos apeteció mas pasear por sus callejuelas que subir a la fortaleza, y eso que se puede subir con un funicular. El centro esta repleto de restaurantes y cafés y nos parecio una ciudad muy tranquila para pasear.
El Puente Triple (Tromostovje)
El Castillo de Liubliana ( Ljubljanski grad)
Nos tomamos unos refrescos en un pequeño café a la orilla del río y regresamos por otro de los puente, el puente de los dragones, el símbolo de la capital eslovena. Cuenta la leyenda que Jasón y sus Argonautas llegaron hasta Ljubljana remontando el río y allí dieron muerte a un dragón tras una sangrienta lucha. Es un puente de piedra muy bonito defendido por cuatro dragones un
o en cada esquina. Decir que esto se debe por que el símbolo de la ciudad es el dragón y no solo en este puente encontramos este animal mitológico. Como todo monumento que se precie, el Puente de los Dragones tiene una leyenda. Aparentemente, cada vez que una virgen cruza el puente, alguno de los cuatro dragones de bronce apostados a ambos lados mueve su cola. El corolario de la leyenda agrega que como hace mucho tiempo que ya no se aprecia tal fenómeno, quedaría demostrado entonces que el coeficiente de mujeres vírgenes en la ciudad de Liubliana es… más bien nulo.